domingo, 28 de octubre de 2012

Cuestión de principios, un pequeño cuento.

Hola amigos.
Esta semana he tenido que dedicar tiempo para ocuparme de algunas cosas importantes, por lo que no he podido terminar varios proyectos en los que estoy trabajando, estarán listos pronto, quizás para la semana próxima  A veces la vida es así, te haces un plan y de pronto ocurre un imprevisto y te tienes que ocupar en ellos posponiendo lo anterior hasta que vuelves a encontrar tiempo para ello. Entre lo que estoy trabajando hay un articulo técnico, varios de divulgación general y algunos cuentos.
Hoy quiero presentarles un cuento que le dedico a mi hija Angélica que ahora se encuentra en Inglaterra. Lo escribí hace ya muchos años y recuerdo que lo hice  para competir en un concurso de escritores noveles que llevaba a cabo anualmente un grupo empresarial muy importante por aquellos años en Venezuela, La Fundación Mendoza del Grupo de Empresas Mendoza, de la que formaba parte la compañía de hormigón premezclado en la que yo trabajaba por aquel entonces. Por este cuento no llegue a ganar nada, pero con dos de los otros con los que participe, conseguí por vez primera ganar con algo escrito por mi, así fue como comenzó mi humilde aventura en el interesante camino de las letras, y al que me encanta decir que aun sigo transitando, y con el que sigo soñando en  que algún día podría llegar la oportunidad de mi vida como escritor.
Con respecto al cuento que les traigo hoy, como comprenderán estaba un poco desfasado con respecto al lenguaje utilizado, por lo que tuve que reescribirlo y redactarlo un poco, aunque sin variar su estilo simple e ingenuo, y si lo he hecho bien se que tanto al publico joven,- al que estuvo dirigido originalmente-, como al no tan joven ya,  les seguirá gustando tanto como lo hizo en su primer momento.
Bueno amigos espero que les guste.

Angélica este cuento es para ti.

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                                                 CUESTIÓN DE PRINCIPIOS.




En el interior de una profunda cueva, en uno de los numerosos Tepuys que abundan por la gran sabana, los animales estaban reunidos desde hacia ya más de una hora, instantes después de que los correos habían traído las ultimas noticias procedentes de Kavanayen.

Se encontraban los jefes y representantes de cada uno de los clanes y grupos de animales presentes en aquellos parajes. Estaban formando un gran foro alrededor de lo que parecía ser el grupo principal, el cual estaba formado por la astuta águila, dos sabias lechuzas que le servían de consejeras y un viejo mono capuchino cuya cabeza llena de canas le otorgaba el aspecto de un viejo sacerdote. Discutían acalorada y nerviosamente todos a la vez, por lo que el águila llamo a todos al orden y hablo:
- Calma hermanos, el que quiera hablar que pida su turno –
Poco a poco el murmullo fue disminuyendo hasta que se hizo el silencio y todos se mantuvieron calmos.
- Amigos, la situación como sabemos es desesperada, pues los mensajeros dicen que llegaron del cielo, grandes luces tan grandes como soles, que luego de varios días circulando por la zona de Kavanayen, bajaron al suelo con ruidos atronadores, creando un desorden total. Cuentan que de su interior salieron unos seres feos, diferentes a los humanos, y que acabaron destruyéndolo todo y matando a cuantos de nosotros encontraban en su camino. La selva alrededor de aquellas grandes maquinas parecidas a soles, estaba destruida casi en su totalidad, totalmente arrasada y ennegrecida, y después de aquella barbarie, cargaron con cuanta planta y animal había sobrevivido a esa vorágine de fuego y de destrucción, llevándoselos al interior de aquellas cosas, y luego con unos ruidos tan grandes como con los que habían llegado, partieron perdiéndose velozmente por el horizonte, dejando en el paisaje una desolación total. Esa es la historia, por eso esta reunión, porque creemos que en estos momentos pueden estar viniendo hacia acá.
En eso un gran sapo, que se amparaba en el refugio de una oquedad pregunto:
- Y si esos no son humanos, entonces que son y que forma tienen? –
- Antes de responderte sapo, quiero que sepas que existe una tregua entre todos nosotros, debido a las presentes circunstancias, y en fiel recuerdo al juramento y la promesa que hicieron nuestros ancestros guardianes, así que no te escondas ya que no tienes nada que temer, nadie te va a hacer daño. –
-Esta bien saldré – dio el gran sapo saliendo con un salto de la oscuridad donde se hallaba.
Una boa no aprobó con muy buenos ojos lo que acababa de decir el águila, y miraba maliciosamente al gran sapo, en eso el águila continuó.
- Me han dicho hermano sapo, que se parecen a ti, verdes, algo más grandes que los hombres, enormemente fuertes e inmisericordes y con una mirada que hiela la sangre.
Un venado de gran cornamenta blanca, que se movía nerviosamente mientras escuchaba atento entre la multitud exclamo:
- Pero águila, porque no dejamos que ellos destruyan al hombre que tanto nos persigue y acaba con nosotros, mientras permanecemos escondidos y al margen de ese problema, por lo que se, ellos quieren dominar  la tierra y acabar con todos los humanos, por qué meternos nosotros.
- El problema, también nos atañe a nosotros ciervo, no olvides lo que ha ocurrido con nuetros hermanos de Kavanayen, debemos ayudarles por principios, siguiendo la antigua tradición impuesta por los antiguos guardianes a lo largo de milenios, ya que hermanos, como dice el refrán humano  es mejor el enemigo conocido que el enemigo por conocer. Ademas, si los ayudamos, tal vez comprendan lo mal que nos han tratado y es posible que mejore su relación con nosotros – dijo la sabia águila.
Un pequeño armadillo cachicamo preguntó:
- Y como los combatiremos ¿-
_ Utilizaremos el arma que esta escondida en este Tepuy, desde el principio de los tiempos y que nosotros gracias a ese milagro que es la intuición animal, sabremos utilizar cuando sea preciso – exclamo el águila con gran  autoridad.

En eso varios lagartos rojos que actuaban de centinelas en una saliente de una roca gritaron al unísono:
- ¡ Las luces, ahí vienen las luces !-
Los animales que esperaban en la base del gigantesco Tepuy a sus jefes reunidos arriba, huyeron desordenadamente y a tropel en todas direcciones, tratando de esconderse en la selva que rodeaba aquel claro donde estaba situado el Tepuy. Enormes luces se acercaban desde el cielo, eran tantas que semejaban estrellas en la oscura noche de la gran sabana, e inexorablemente es estaban acercando a la zona donde estaba el aquella enorme columna de roca donde estaban reunidos.
Inmediatamente en medio de aquella confusión surgieron las primeras ordenes, un grupo de monos araguatos dieron la voz de alarma general por toda la selva, mientras tanto los animales subían a una cámara secreta en la parte más alta de aquella elevada meseta, allí envuelta en las sombras del tiempo, se hallaba el arma que salvaría al mundo.

Ante la nerviosa mirada de los animales, se fue apreciando su forma, una forma perdida en las brumas de las eras y de las leyendas. Rápidamente se repartieron las tareas, unos se fueron colocando en el panel de control y disparo, otros en los paneles de seguimiento y otros en los módulos de control de las defensas, todos estos artilugios antaño llenos de símbolos y diagramas, hoy borrados por el imparable paso del tiempo, pero eso no era ningún obstáculo cuando se cuenta con la maravillosa intuición que tenían aquellos animales.
Un gran mono pardo activo las defensas y acto seguido, todo el Tepuy se rodeo de una fuerte luz verdosa. Una gran torreta surgió de la cumbre. Las águilas y los fieros gavilanes, manejaban las pantallas de blanco y seguimiento. Un jaguar, activo y mantuvo a punto el mecanismo de disparo. Por fin, cuando todos los blancos estaban centrados, el águila líder dio la orden tan esperada por todos:
- Ahora hermanos, derrivenlos a todos, démosles el recibimiento que se merecen –
- Fuego –
De un extremo del arma, de lo que quizás podría ser el cañón  apareció un fogonazo más brillante que mil soles juntos. Como una serpiente de fuego, el rayo dorado se retorcía de  aquí para alla, como si tuviera vida propia, derribando aquellas naves plateadas naves sin ningún esfuerzo, una y otra vez, el fogonazo, el dorado rayo y las naves que explotando se convertían en cenizas que como la lluvia caian a tropel sobre la atemorizada selva.

A bordo de una de aquellas naves, de la que era la más grande de todas, la nave insignia de la flota invasora, el comandante hablaba con varios de los comandantes de su numeroso ejército.
- Comandantes, no logro entenderlo, elegimos esta zona por estar apartada de las áreas habitadas por los humanos, para poder construir nuestras bases de asalto si llamar la atención hasta estar listo para la invasión, y de repente estamos siendo atacados por alguna especie de civilización desconocida que comparte la tierra con los humanos y a la que nuestros espías no han logrado detectar, alguien podría decirme por el gran Reusus que es lo que esta pasando –
Los comandantes mirándose entre ellos no acertaban a dar con una respuesta, aquellos seres que habían conquistado tantos mundos, estaban perdiendo aquella inesperada batalla.

Una a una caían las naves enemigas, sucumbiendo al inexorable poder del rayo dorado. En eso el supremo líder de aquellos verdes y grotescos seres dijo:
- Rápido, que se de la orden de retirada, hay que irse de aquí, de lo contrario sucumbiremos todos aquí, para deshonra de nuestros amados lideres y de nuestra gloriosa raza.-
Poco a poco fueron alejándose y saliendo de la atmósfera  las pocas naves que nos habían sido destruidas, prometiéndose más nunca volver a intentar la conquista de ese pequeño planeta verde y azul llamado Tierra,  siendo dejado oculto a las miradas humanas, por la ultima en salir de aquellas naves, una baliza espacial de advertencia, avisando a todas las civilizaciones de la galaxia, del gran peligro que encontrarían allí si decidían invadir aquel solitario planeta, la tercera roca después del sol.
Así fue como una vez más de manera silenciosa, oculta, sin ninguna campaña que magnificara tan heroico acto, los animales salvaban a los desagradecidos seres humanos con la esperanza de que en un futuro cercano sus relaciones con ellos pudieran ser mejores.

                                                                   ---------
Mas tarde y en otro lugar de aquella selva.
- Tomas, tu también viste anoche aquellas luces tan bonitas, de verdad que va a ser cierto lo que dicen , que aquí en la gran sabana ocurren cosas raras –
- Si Jaime, seguro que fue una lluvia de esas de estrellas fugaces que dicen que caen en Agosto, quien sabe. Shiiiii ¡ Silencio ¡, estoy escuchando algo que se acerca a donde estamos –
De repente un venado salió de un salto de unos matorrales, cruzándose justamente enfrente del escondite de aquellos cazadores. Un movimiento rápido, un certero disparo y aquel noble animal cayo muerto sobre el suelo delante de ellos.



A lo lejos, en las alturas, una majestuoso Cóndor real que volaba, contemplo aquella triste escena y mientras se alejaba, comento para si misma:
- Lastima, fue un buen intento. -

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Hasta una próxima vez.
Cuídense.







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