Aquí estamos otra vez como todos los domingos con el cuento de la semana. Les comento que recién lo termine hace unos días y como es bastante largo he decidido publicarlo en dos partes. Me gusta mucho leer literatura de terror y misterio, y he tratado de que este ultimo cuento este se pueda encasillar un poco en ese genero, llevo mucho tiempo leyendo a los maestros antiguos y modernos del genero, sobre todo me gustan como escribía H.P. Lovercraf, E.A. Poe y de los más modernos me encantan lo que hacen Neil Gaiman, Clive Barker, Stephen King y más recientemente a Joe Hill. Espero me haya podido inspirar bien en los maestros y les guste lo que he escrito.
Trata un poco de aquellas cosas desconocidas a las que les tememos, y hay un poco de todo, seres misterioso, desapariciones, cosas extrañas, pesadillas, etc. En fin, un poco de todo lo que se pueda encontrar en un cuento de miedo, aunque originalmente tenia otro nombre creo que este es mas adecuado, se llama "Vienen" y esto es lo que he escrito.
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VIENEN ( Primera parte)
Allí estaba, sentado a la mesa con la mujer más bella del
mundo.
Así estaba ella, sentada frente a mí simplemente mirándome.
Afuera en la calle, no se oía absolutamente nada, era como
si todo estuviera a oscuras, inclusive los sonidos. Así estaba todo,
silencioso, apagado, muerto.
El único ruido que se oía, era el que producía el televisor
del comedor de mi casa, donde estábamos ahora.
Ella permanecía
sentada, mirándome fijamente con aquellos grandes y claros ojos, con aquella
profunda y subyugante mirada que te paralizaba, esa mirada que estaba a
medio camino entre el amor y el deseo,
en fin me miraba con la profunda y sincera mirada de una mujer enamorada, de
bella mujer enamorada. De piel pálida, muy pálida. Por eso lo de su nombre ”La Nívea”, como
la crema, se lo había puesto uno de mis hijos el día que la encontramos y le
permitimos entrar a nuestra casa, no lo sabíamos pero estábamos cometiendo el
peor error de nuestra vida.
En cualquier otro caso la escena podría haber pasado para el
que no lo supiera, por cualquiera escena de seducción entre una pareja de
enamorados, pero nada más falso, yo estaba empapado en sudor, quería levantarme
de allí y salir de aquella habitación pero no quería hacerlo, no podía dejar de
mirarla. Estaba atado allí de alguna extraña manera que no comprendía,
simplemente mirándola. Pude ver extrañado lo que al principio pensaba que era
alguna ilusión óptica pero no, no lo era, sonreía. Si, nunca lo había hecho,
pero si ahora estaba sonriendo. Su bella boca dibujaba una sonrisa sencilla y
misteriosa, como la de la Mona Lisa. Quería correr, salir de allí pero no
podía, el tiempo, mi tiempo estaba como detenido. Me di cuenta
que a cada instante su sonrisa se hacia más y más grande, ahora abarcaba
casi toda la cara, no recordaba que tuviera la boca tan grande.
Estaba asustado, ahora podía comprender tantas cosas, ahora
sabia, pero por alguna razón no podía levantarme de la mesa donde ella estaba sentada
frente a mi. La mujer más bella que
jamás ojos humanos pudieran llegar a ver, allí simplemente, sentada frente a
mi. Ella “La Nivea”, con su sucio y raído vestido, siempre como lleno de moho y
yeso, que por ninguna razón aceptaba cambiarse, por más que se bañara y le
dieras otras ropas, prefería siempre volver a vestir con ese sucio harapo, pero
que a ella por el contrario, le quedaba como una segunda piel, destacando sus
majestuosas y rotundas curvas, las que
encendían mis más oscuros y calientes deseos, cada vez que la
tenia enfrente de mi.
Pero hoy no es así, algo no anda bien, ahora lo se y por eso
tengo miedo.
Allí esta ella, sentada en la mesa frente a mi, delante de
un plato vació, y con un cubierto en cada mano sencillamente mirándome y
sonriendo. Esa sonrisa, Dios la sonrisa literalmente le llega ya de oreja a
oreja, y no, no es un truco, ahora lo se.
Quiero gritar, salir corriendo, huir de allí, pedir ayuda,
pero se que no valdría de nada, allá fuera no queda nadie que pueda venir a
ayudarme.
Estoy solo y asustado, pero no puedo dejar de mirarla.
Así espero, empapado en sudor y paralizado por el horror,
sentado frente a ella, sin quitarme la vista de encima. Me mira y me sonríe,
mostrándome de una manera difusa el precioso blanco nacarado de sus perfectos y
hermosos dientes.
Pero algo no va bien, hay muchos dientes, demasiados
dientes. Demasiado grandes. Demasiado enormes. Como si todos fueran blancos
cuchillos pálidos y hermosos colmillos.
Ahora lo se todo, tarde lo he comprendido, pero ya no puedo
hacer nada, es demasiado tarde. Se me ha acabado el tiempo.
Le retiro la vista esperando el momento, mi último momento,
desviando la mirada para no ver ese instante, simplemente contemplo ese plato
vacío que yace frente de ella, blanco, circular, inmaculado.
Ahora entiendo, el plato, por que esta allí ese plato vació.
Es para mí.
Allí esta ella.
Ha venido a por mi.
Soy su alimento.
UNO
Pues bien, como todo final tiene un comienzo, debo decir que
esta historia, mi historia comenzó hará ya un mes.
Fue una fría noche de Febrero, a esas horas de la madrugada
en la que todo esta tranquilo y envuelto en silencios, cuando todos duermen
pesada y abrigadamente confiados en la paz de sus sueños.
El primero que se percato de su presencia fue Lucas, nuestro
perro.
Hacia ya varias noches que casi siempre a la misma hora de
la madrugada ladraba desde donde lo poníamos a dormir en la cocina.
Aquel ladrido por el que me levante para ver lo que lo ponía
tan alerta, era diferente a los demás ladridos de alerta que había emitido
antes. Pues bien. Más que un ladrido de alarma parecía un ladrido de miedo, de
suplica, de espanto.
Una vez me levante y caminando a tropezones en aquella
oscuridad ya que no quise encender la luz para no molestar a los demás, llegue
a la habitación donde asustado ladraba el perro. Abrí la puerta y el Collie,
salio corriendo veloz hacia la puerta principal, gruñendo y husmeando la puerta.
De repente se oyó un débil ruido, breve, fugaz como de un
arañar o frotar algo sobre una pared.
El perro al oír ese sonido, se retiro de la puerta
acurrucándose en una esquina, con los pelos del lomo levantados y gruñendo de
manera sorda, sin retirar la mirada de la puerta.
Un poco impresionado con esto, tome mano de un bastón de la
abuela que siempre ponía al lado de la puerta y mire a través de la mirilla al
pasillo exterior, pero no pude ver nada, el pasillo estaba a oscuras como es
natural por lo que no pude apreciar nada.
No se oía ruido alguno por lo que procedí a quitar el
cerrojo y abrir la puerta.
El perro aparentemente ya estaba más tranquilo, se acerco a
mi meneándome la cola como agradeciéndome que le hiciera compañía. Aproveche
que lo tenía a mi lado y abrí la puerta.
Encendí la luz del pasillo en el interruptor que tenía al
lado de la puerta de entrada, sacando de las penumbras aquellas oscuras y
silenciosas escaleras.
Afuera no había nada, el perro salio olisqueando de aquí para allá, pero al no encontrar nada se
dio la vuelta y salio. Había mostrado un fugaz interés por una zona de la pared
de las escaleras donde se apreciaba como un leve cambio de color, como si se
hubiera tapado y resanado con yeso la misma después de reparar algo en la pared.
Me acerque pero aparte del cambio de color y de cierta
frescura en el yeso de la pared, así como cierto olor a humedad a viejo, no
pude apreciar nada extraño, bueno entre en mi casa otra vez, quizás había sido
un ratón o un gato y por eso la alarma del perro, bueno no me extrañaría, el
edificio es viejo y la puerta principal siempre esta abierta.
Lo que fuera ya se ha ido, apague la luz del pasillo, cerré
la puerta y pase el cerrojo y me fui a mi habitación donde mi esposa dormía sin
haberse percatado de nada, a ver si
podía volver a descansar un poco.
Quizás había sido solo eso, un solitario ratón buscando
comida.
No lo sabia entonces, pero que equivocado estaba.
DOS
Fue casualmente cuando conversaba con Gerardo, un simpático
vecino mayor que vive en la misma escalera pero unos pisos más arriba, que me
pregunto si no había sentido o visto algo extraño en la comunidad en días
pasados. Me Comento que hacia unos días que no veía a la familia que vivía en
el ático sobre su apartamento. La ultima vez que converso con Jorge y María, al
parecer le habían dicho que tenían a una mujer pasando unos días con ellos en
casa, no lo había entendido bien pero al parecer si no estaba equivocado, la
habían encontrado husmeando por las escaleras una noche en que Jorge bajaba a
botar la basura, parecía una indigente y por lastima según parece la habían
hecho entrar en su casa para darle de comer y para que pudiera pasar la noche
en un sitio más calentito, últimamente las noches eran muy frías en el pueblo.
Me indico que hacia unas noches le pareció escuchar unos ruidos extraños que al
parecer provenían del ático, pero no estaba seguro, el edificio era viejo y en
invierno siempre crujían las maderas del tejamen. Por si pudiera ser algo
importante, salió de casa y subió las
escaleras hasta llegar a la puerta de
sus vecinos, pero no oyó nada, permaneció parado un buen rato frente a la puerta
pero no volvió a escuchar nada, quizás solo había sido eso, los ruidos normales
que hace la madera vieja.
No le volvió a dar importancia al asunto porque todos los
años los vecinos por estas fechas salían unos días al sur a casa de uno de sus
hijos, donde había mejor clima.
Pero lo cierto era que no los habían visto más por el
edificio.
Después de despedirnos, me dedique a mis asuntos y cuando subía
a casa, seguí unos pisos arriba hasta llegar al ático, me había dado curiosidad
la historia, vi la puerta, se veía todo normal, me da vergüenza decirlo pero
puse la oreja en la puerta a ver si podía escuchar algo, pero no como esperaba,
no se oía nada, quizás fue eso lo que oyó el vecino, los preparativos del viaje
que quizás hicieron muy temprano al comenzar la mañana, si eso era todo, voltee
y comencé a bajar las escaleras cuando me percate de unas extrañas manchas que había en unos peldaños más abajo. Que raro, eran
como manchas de yeso o escayola, como si se hubiera movido algo por la escalera
y hubiera rozándolas paredes arrancando algo del friso a su paso. Toque aquello
con los dedos y efectivamente parecía eso, yeso o algo parecido, y que raro, si
me fijaba bien, en la pared que había sobre esos escalones, había una especie
de mancha, algo tenue pero allí estaba, como si se hubiera reparado algo en la
pared y se hubiera tapado con yeso o con algo parecido. La palpe con la mano y
al tacto tenia una sensación fría y como de humedad, pero no se veía mojada ni
nada por el estilo, quizás solo eso, una sensación.
Bueno, no habiendo más nada que reclamara mi atención, me volví
sobre mis pasos y me fui a casa.
Cuando estaba entrando recordé la extraña mancha que había
descubierto bajando por las escaleras el otro dia, que casualidad, se parecía
mucho a la que acababa de ver arriba, raro pero no imposible, el edificio era
viejo, y podría haber humedades sobre todo por estas fechas, si eso debía ser.
Entre en mi casa y cerrando mire de reojo al pasillo, por un
instante me pareció sentir como si alguien estuviera observándome, pero no, no había
nadie, me había puesto algo nervioso, eso había sido todo, nada más.
Cerré la puerta, no había nadie.
De verdad no había nadie allí ?.
TRES
Una noche algunos días después, durante la cena, la abuela
me había dicho que llevaba escuchando unos raros ruido hacia ya algunos días,
casi siempre de madrugada, como susurros, como si alguien fuera arrastrando los
pies o algo por el pasillo, y me comento que el perro también lo había
percibido, ladrando inquieto y siempre hacia la puerta principal, ella me dijo
que en varias oportunidades se había
atrevido a echar una ojeada a través de la mirilla pero no había visto nada,
quizás solo fueran ratones, quizás por eso ladraba el perro.
Le comente que yo también en noches pasadas lo había escuchado
pero que tampoco había visto nada.
Seguimos comiendo y le comente a mi mujer lo que me había
comentado Gerardo el vecino sobre los vecinos del ático.
Ella me comento que también tenia tiempo sin verlos, y que casualidad
ahora que lo decía tenia días que no había vuelto a ver a Gerardo, era de esos
vecinos que siempre parecía estar en todas partes, y tenia tiempo que no se
había vuelto a encontrar con el.
- Ahora que lo dices,
yo tampoco, que curioso. Se habrá ido de vacaciones también.-
CUATRO
Fue al día siguiente cuando la descubrí, bueno más bien la
noche.
Cuando regresaba de botar la basura y pasar a Lucas, la
descubrí.
Entre en el portal e inmediatamente Lucas empezó a ladrar
como loco hacia una esquina oscura, al fondo donde no daba la luz.
Allí acurrucada estaba ella.
Agarre al perro y trate que se calmara y le indique que no
tuviera miedo, que se acercara que no le pasaría nada.
Tardo un buen rato, por lo que creí que no me había
entendido o que tal vez fuera sorda, pero después de mirar a un lado y otro
pareció ganar confianza y parándose comenzó a acercarse a mí.
Lo hacia de manera lenta, a pasos lentos, como si arrastrara
los pies.
Al llegar frente a mi, vi que era una mujer, algo sucia y
vestida por ropas muy descuidadas y raídas, blanca, su piel era blanquísima, de
un blanco que me parecía imposible, su pelo era negro como el azabache y tan oscuro como la noche, tenia
un par de hermosos y grandes ojos azules y por sobre todo una hermosa boca que
destacaba mejor los rasgos agradables de su cara.
Me fije que era alta, no lo parecía al estar acurrucada,
pasaría el metro ochenta largo, quizás.
Aunque estaba sucia y mal vestida, no parecía enferma o mal
nutrida, le pregunte que hacia allí, como se llamaba y varias cosas más, pero
solo obtenía una mirada por respuesta, muy bella si, turbadora, hipnótica pero
nada más, ni una palabra. No creo que llegara a los treinta años.
Por los rasgos podría ser alguna extranjera que quizás había
venido en plan hippie de vacaciones quedándose sin dinero, quizás hablaba otro
idioma y por eso no me entendía, o por que no quizás tenia algún tipo de
problemas y no podía hablar.
Le dije que no podía estar allí que tendría que irse, pero
seguía parada allí, no parecía entenderme.
Viendo la hora que era, muy tarde ya, y viendo que no
parecía entenderme, sopese la decisión de pedirle que me acompañara y pasara
esa fría noche en casa, con nosotros, no es lo normal, pero en estas
condiciones sabia que María entendería y lo aprobaría,, y además seria una sola
noche.
Le dije que estaba bien, que me acompañara, que me siguiera,
que podía pasar la noche en casa, como
no parecía entenderme, por señas le indique que me siguiera, y después de
varios intentos procedí a tomarla por
uno de aquellos blancos y níveos brazos y hacerle señas para que me siguiera.
El contacto con su piel fue algo raro, no podría definirlo, fue como si a
través de ese toque se hubiera metido en mi mente, contándome cosas, se sintió
muy agradable, volví a tocarla, parecía gustarle, me llego a la mente entre
otras cosas que podía tener hambre.
Le pregunte si quería comer, si tenía hambre.
Eso al parecer si lo comprendió, y sobándose el estomago con una de aquellas
delicadas y hermosas manos, me hizo saber que si con suaves movimientos de
arriba debajo de su cabeza y luciendo una bella y turbadora mirada, me fije en
sus grandes labios, por los que corrían a ambos lados unas pequeñas líneas de
saliva, posiblemente tenia tiempo que no comía algo decente y de manera
correcta.
El perro aunque calmado seguía un tanto receloso por lo que decidí que subiera solo escaleras arriba.
Toque el telefonillo y le indique a María que subía con una
invitada, que le explicaría arriba, y le indique a la desconocida que me
acompañara, cosa que esta vez entendió a la primera, y comenzó a subir a paso
lento cada uno de los escalones. Fue así como me fije que tenia la espalda como
sucia de algo blanco, tierra o algo parecido, si como si fuera yeso, eso
parecía, tenia la espalda como si se hubiera restregado en yeso, que en ciertos
lugares parecía estar aun algo fresco, quizás se había acostado en alguna
escombrera o algo por el estilo, no le dije nada, quizás podría ofenderla si le
preguntaba algo.
Seguimos subiendo en silencio y de vez en cuando volteaba a
mirarme reflejando una profunda gratitud en sus azules ojos claros.
Si hubiera revisado el sitio donde la había encontrado
acurrucada, me habría dado cuenta la existencia de aquella mancha en la pared,
difusa, grande, como de yeso freso.
CINCO
María cuando me vio llegar con aquella mujer reacciono como
lo imaginaba, y no fue después de explicárselo bien y decirle que seria por
solo aquella noche que acepto. Acordamos que dormiría en el pequeño cuarto trastero
que existía al lado de la cocina por lo que no molestaría a nadie.
Mis hijos se quedaron algo extrañados al verla, asombrados por
la absoluta blancura de su piel, nunca habían visto a nadie tan pálida, parecía
me dijo el mayor como si su piel fuera de crema Nivea, me hizo gracia el
comentario, como la crema Nivea, así de blanca era.
Mientras yo me dedicaba a acostar a los muchachos,- mañana
tenían que levantarse temprano, ya que saldrían de viaje para pasar unos días a
casa de mi hermana -, vi que
entre María y la Abuela se la ingeniaron muy bien para hacerla
entender que debía tomar un baño, cosa que hizo pero no acepto ponerse una ropa
para estar por casa de mi esposa que le dieron, sino que volvió a ponerse la
ropa que tenia puesta, no hubo manera de convencerla.
Le sirvieron en la mesa de la cocina y allí demostró que
debería llevar mucho tiempo sin poder comer bien. Huevos, dos, cuatro, seis,
pan, queso, jamón, mantequilla, leche, no le parecía gustar mucho el agua ya
que no la probo. Cuando acabo con todo, parecía seguir teniendo hambre por lo
que la abuela le ofreció lo que había quedado del guiso de carne de la mañana.
No acepto que lo calentaran y se comió ella sola casi la mitad, bueno lo que
quedaba del guiso. Allí desapareció a una velocidad impresionante toda la carne
que había en la olla, pero eso si ni una sola patata, además al parecer del
agua eso tampoco le gustaba.
Cuando termino y como seguía pareciendo que tenia hambre,
por señas indico que quería más, ahora con la cara más repuesta, lo único que
quedaba eran algunas frutas, las que no quiso, al perecer no le gustaban los
vegetales, y yogures y algunos flanes,
los que si quiso y acabo con todos.
Cuando termino por fin de comer, nos regalo con sus ojos una
radiante y serena mirada, y por un instante su boca dibujo el esbozo de lo que
podría ser quizás una pequeña sonrisa, pero no era una sonrisa era otra cosa,
una mueca, un gesto tal vez, posiblemente su manera de decirnos “gracias”. Apto
seguido le indique que me acompañara al cuarto donde dormiría esa noche,
mientras mi mujer y la abuela recogían la cocina. Le mostré la cama indicándole
que allí podría dormir. Ella la miro, después me miro a mí, me mantuvo la
mirada unos instantes y miro la cama otra vez, después me volvió a mirar y se
quedo así, como esperando. No entendía que quería decirme pero al rato creí
comprenderlo, me estaba preguntando si dormiría yo con ella, por unos instante
y mientras mantuvo la mirada clavada en mi, sentí un profundo deseo de estar
allí, de acostarme con ella, era como una profunda sensación animal, como una
avasalladora ansia que invadía mi ser, pero no, no podía ser, ella estaba
confundiendo la generosidad con otra cosa, le indique que no que tenia que
dormir sola ella allí.
Me levante, indicándole que cerraría la puerta y la dejaría
sola para que pudiera descansar.
Le desee Buenas noches y salí de allí cerrando la
habitación.
Note que me temblaban las manos, como si un escalofrió
extraño, no sabría definir de que me invadiera todo el cuerpo, tenia la frente
cubierta de gruesas perlas de sudor y a mi espalda la camiseta estaba
completamente empapada del mismo.
Había algo turbador para mí en aquella mujer.
SEIS
Lucas no esta, no aparece.
No lo sentí cuando lleve a los muchachos a la estación de
tren. María me dice que lo escucho como gruñir en la noche pero no estaba
segura, lo ha buscado por toda la casa pero no aparece.
Le digo que se tranquilice, quizás cuando Salí en la madrugada,
se coló por la puerta mientras sacaba las maletas y se fue a la calle, no seria
la primera vez, si esta en el pueblo estará por hay en sus cosas, cuando le de
hambre veras como regresa.
Es verdad Lucas se había escapado varias veces, pero uno
siempre se daba cuenta cuando lo hacia, era como un juego para el, te dabas
cuenta de que se escapaba porque siempre
parecía avisar. Esta vez no, pero bueno ya aparecerá.
Fuimos a ver a la mujer, "la Nivea", pero sigue durmiendo,
aparentemente esta presa de un profundo sueño y lo que observamos es que tiene
el vientre bastante hinchado, imagino será que debe tener una indigestión
bárbara por todo lo que se comió anoche. Suda profundamente, es algo extraño,
como si sudara talco o algo parecido. La abuela la ha tocado en la frente pero
no parece que fuera fiebre, debe ser un problema de digestión, y lo del sudor
pudiera ser algo metabólico, quizás este enferma, algún virus o algo. María se
molesta porque esto altera un poco los planes, esperaba se fuera en la mañana,
y si se enferma tendremos que tenerla más tiempo en casa. Me siento un poco
culpable por que fui yo el de la idea de traerla, pero bueno esperaremos que
despierte y este mejor para que se valla.
A la vuelta de la estación pase por la tienda a comprar
algunos víveres, ayer la invitada nos dejo las existencias un poco bajas.
No se si será casualidad, pero me ha parecido ver en muchos
portales de viviendas, y en muchas paredes, unas curiosas manchas que se
asemejan mucho a las que han aparecido en las escaleras de nuestro edificio. Me
detuve frente a una en la propiedad al lado nuestro y de verdad es bastante
similar, como si fuera reparado algo con alguna especie de yeso y todavía
pareciera estar un poco fresco. De hecho ahora que lo pienso en varias calles
es visto también, restos blancos de un materia que parece talco, o quizás
restos del que emplearon para tapar los agujeros.
Carlos el de la tienda, me pregunto si había visto las
manchas que desde hace unos días estaban apareciendo por todo el pueblo, le
dije que si, y también me comento que había mucha gente que había dejado de
venir a la tienda, por ejemplo la señora Rosa que venia todos los días desde
hace años a comprar el pan, no había regresado a la tienda hacia ya casi una
semana, eso le parecía raro ya que era una mujer mayor que vivía sola, y se
preocupaba le hubiera podido ocurrir algo.
Cuando regresaba a casa
Me dio por pasar por la casa de la Señora Rosa. Todo se veía
normal, aunque no se escuchaba ruidos en el interior de la vivienda que
delataran su presencia allí. Toque la puerta pero no tuve respuesta. Vi que por
casualidad también había allí en unas de las paredes de su casa una de aquellas
manchas.
Regrese a casa, llamaría por teléfono a la policía y les
pediría que le hicieran una visita a ver si tenían mejor suerte.
SIETE
Pasaba ya de la hora de comer y Lucas seguía sin aparecer.
La nívea parecía que se encontraba mejor, ya no lucia el
abdomen hinchado ni sudaba, pero seguía durmiendo profundamente, por lo que
decidimos comer nosotros, así seria mejor.
Mientras comíamos le comente a María y a la abuela, lo de
las manchas que estaban apareciendo por todo el pueblo, lo que me había
comentado Carlos el de la tienda, y lo de la vista a casa de la Señora Rosa. También
le comente que había llamado a la policía para reportarles eso y no me había
atendido nadie, por lo que tuve que dejarles el mensaje en el contestador. Le
pareció raro a ambas, pero la abuela sugirió no preocuparse, decía que a veces,
en Villena de las Cuevas, como en muchos pueblos, por casualidad ocurrían
cosas, pero que es natural, a veces las cosas sucedían todas a la vez y después
durante mucho tiempo no volvía a ocurrir nada, así eran las cosas por los
pueblos, y sobre todo en pueblos viejos
y sobre todo en aquellos donde vivía mucha gente mayor, quizás tenia razón
y decidimos no darle más importancia al
asunto y seguimos comiendo, por cierto una carne estofada que estaba muy, pero
muy buena.
Estuve toda la tarde y parte de la noche paseando por el
pueblo y sus alrededores buscando al pero, pero nada Lucas no daba señales de
vida por ninguna parte, eso me tenia preocupado, no me gustaría le hubiera
pasado nada al animal, tenia mucho tiempo con nosotros por lo que formaba parte
de la familia, y aunque se estaba poniendo viejo todavía estaba muy ágil y era
especialmente cariñosa con los niños y la abuela. Después de recorrer todo los
lugares por donde acostumbraba a ir, llegando inclusive a echar un vistazo por
la Peña de las Cuevas, por si en un descuido pudiera haberse caído en alguna de
ellas, pero la búsqueda allí no dio ningún resultado, por lo que decidí volver.
Cunado regresaba lo hice por la calle mayor y aunque era de
noche, me sorprendió para lo temprano que era, no cruzarme a nadie por la
calle. Todo permanecía tranquilo y solitario, demasiado callado para el trafico
de personas que debería haber en aquellas horas por allí. Observe que eran
pocos los comercios que estaban abiertos, muy pocos por cierto. Cuando pase
enfrente de la Farmacia de Julián, este salió y nos saludamos, hacia tiempo que
no nos veíamos y un rato de conversación siempre cae bien. Me comento lo solo
que se estaba poniendo el pueblo, lo que le parecía extraño, Julián siempre
había sido un poco paranoico, por lo que su comentario no me pareció extraño
viniendo de él, pero había algo de razón en lo que decía, yo también comenzaba
a tener mis propias ideas al respecto. Me estaba comentando que su vecino, Pepe
el la librería junto a su negocio, ayer como todos los días al cerrar ambos sus
respectivos negocios, se habían despedido como siempre, y hoy no había abierto
la tienda. Quizás tubo algún compromiso le dije, o quizás podía haber caído
enfermo, esas cosas pueden ocurrir. Si eso mismo me dijo el, pero lo extraño es
que al venir a la Farmacia paso por su casa y todo estaba cerrado, las
ventanas, cortinas, todo, su casa estaba silenciosa como si se hubieran ido, le
dije que podría ser, alguna salida imprevista, a veces esas cosas pasan, le
dije que lo mejor era que no siguiera pensando en ello. Hacia tiempo que no nos
veíamos y María y su mujer eran buenas amigas, por lo que sugerí nos
reuniéramos, podríamos comer algo, tomarnos una buena botella de vino ya si
podríamos conversar y pasar un rato agradable. Pues dicho y hecho, le encanto
la idea y me dijo nos invitaba a su casa, que cenaríamos juntos, mañana era
domingo por lo que no tendría que abrir. Me pareció buena idea, por lo que
acepte, quedamos en vernos a las nueve, nos despedimos quedando en que yo
llevaría algo de música, tenia unos nuevos discos que quería que escuchara, y
me fui a casa.
Al regresar observe alarmado que aquellas manchas que había
observado en otras partes del pueblo, parecían estar ahora por todos lados. Me
preguntaba que podrían ser.
Al pasar por casa de Pepe, vi entre las sombras que también había
una de aquellas grandes manchas en la pared junto a su puerta.
OCHO
Al llegar a casa, le comente al María lo de la invitación a
cenar en casa de Julián, lo que le pareció estupendo, hacia tiempo que no
charlaba con Sara, tenia gana de reírse de sus chistes, ella era muy graciosa y ocurrente. Se lo comentamos a la
abuela y estuvo de acuerdo en que saliéramos, nos haría bien.
Les comente que no había encontrado a Lucas, les comente
todos los sitios por donde lo había buscado, pero sin resultado, no había
señales de el en ningún lado, eso preocupo un poco a la abuela ya que el animal
le hacia siempre compañía y ayudaba a pasar mejor sus ratos de soledad, bueno
ya aparecerá nos dijo, ahora termine de arreglarse que se les hace tarde.
Mi única preocupación era dejarla sola con "la Nivea", pero esta
seguía profundamente dormida, ya no tenia fiebre y comenzaba a tener mejor
aspecto. Me molestaba ya que solo tenia que quedarse una noche, pero el plazo
tendría que extenderse. María me dijo que no me preocupara, si mañana estaba
mejor, hablarían con ella y le pedirían que se marchara. Hablamos con la abuela
y nos dijo que ella no tenía problemas de quedarse sola en casa con ella,
además nos dijo que mientras estuviera durmiendo no le molestaba y si se despertaba
quizás quisiera comer algo, por lo que tendría faena y así no se aburriría,
además hoy en la noche pasaban uno de esos programas de cotilleo que tanto le
gustaban, así que estaría entretenida.
Pues nada una vez estuvo todo arreglado, cogí alguno de los
últimos discos que había comprado, María se llevo también una botella de
moscatel para compartir con nuestros anfitriones y nos fuimos.
Durante el corto trayecto nos sentimos los dueños del
pueblo, teníamos la calle para nosotros solos, pues no había ni un alma en
ella, estaba vacía y solitaria, raro de verdad para la hora que era.
NUEVE
Volvimos a casa con las primeras luces del día, no imaginaba
que fuera tan tarde, o tan temprano, pero la reunión estuvo estupenda, hacia
tiempo que no la pasábamos tan bien y tan divertido, por lo que sin prisas, y
algo achispados por la bebida, dejamos que el tiempo fuera pasando alegremente.
Al llegar no se oía nada en casa, por lo que supusimos la
abuela y "la Nívea" estarían durmiendo, por lo que tratando de hacer el mínimo
ruido nos fuimos a nuestra habitación a tratar de hacer lo mismo.
Diez
Comenzaba a atardecer cuando nos levantamos. Nos extraño no
haber sido interrumpidos en nuestro descanso por la abuela para preguntarnos si
queríamos comer, por lo que sin esa interrupción dormimos a pierna suelta.
Después de darnos un baño, salimos de la habitación y nos
fuimos a la cocina, teníamos mucha hambre.
Todo estaba en silencio, María me dijo que quizás la abuela
habría salido a misa, como todos los domingos, quizás nos aviso pero tal vez
como seguíamos durmiendo ni nos enteramos.
Tampoco había comida hecha, eso si nos extraño un poco, la
abuela siempre cocinaba abundantemente los domingos, por lo que siempre quedaba
bastante para el resto del día.
Después de revisar la nevera, cogimos un poco de todo lo que
había en ella y nos hicimos un arroz estupendo, teníamos tanta hambre que
acabamos casi con todo lo que habíamos hecho, y cocinamos para cuatro personas.
Una vez ya más repuestos, nos fuimos a ver televisión a la
sala. Antes paseamos por la habitación donde dormía "la Nívea" y abrimos la
puerta. La habitación estaba vacía, la cama estaba hecha y todo lo demás estaba
en orden. María se fijo que había algunos restos de talco o yeso sobre la
colcha, nada importante solo pequeños restos. Imaginamos se despertó, comería
algo y quizás la abuela tuvo alguna conversación con ella y la convenciéndola a
marcharse. Bueno por lo menos así teníamos un problema menos.
Cuando nos íbamos y al cerrar la puerta observamos con
asombro que sobre esa pared había una especie de sombra, al acercarnos vimos
que era una de aquellas extrañas manchas. Parecía como si se hubiera tapado o
reparado el friso de la misma no hacia mucho, tocamos la mancha y al tacto
todavía estaba algo húmeda, por lo que podía decirse que era reciente. Nos
miramos sin saber que hacer, confieso que me dio miedo encontrar una de aquellas manchas dentro
de mi casa, y María también estaba consternada, me pidió llamara a la policía y
diera el parte por si pudiera haber sido algún boquete hecho para entrar a
robar, así lo hice pero otra vez tuve que dejarles el mensaje en la grabadora
ya que no contestaron. De todas formas revisamos toda la casa, chequeando las cosas
de valor y las joyas y aparentemente no faltaba nada.
Regresamos a la sala y nos pusimos a ver televisión solo
después de que revisamos toda la casa y encontramos todo en orden, María me
pidió le sirviera un whisky, estaba nerviosa, buena idea, me tomaría uno
también, yo también comenzaba a ponerme nervioso. Esperaríamos a la abuela,
quizás ella habría visto u oído algo y nos podría dar alguna explicación.
En la televisión estaban pasando una de esas películas de
miedo que pasaban los domingos por las noches, decidimos cambiar de canal, hoy
los ánimos no estaban muy por la labor, después de cambiar varias veces los canales, nos decidimos por
un programa de variedades un poco pasado de tono, quizás eso nos animaría un poco y nos haría
la espera más relajada.
.............................CONTINUARA ..............................
Bueno amigos, que disfruten del Domingo.
Cuídense.