domingo, 13 de octubre de 2013

22 Horas.

Hola amigos.

Ayer se celebraron 521 años de la llegada de Cristobal Colón a tierras americanas, en un viaje que originalmente había sido concebido para llegar hasta la India, concluyo contra todo pronostico descubriendo un nuevo continente, otorgándole una gloria que nunca imagino y la que no había ido a buscar; asi como también dándole un respiro a un reino bastante arruinado por una larga guerra de desgaste hasta sacar al ultimo rey moro de la ciudad de Granada, ultimo  bastión musulmán que quedaba en territorio europeo,  terminando un periodo de conquista y dominación islámica de casi 800 años, y dándole a España la supremacía del mundo conocido durante casi 400 años. Esto sucedió justamente en 1492 y sucedió tan solo unos meses antes de la llegada de Colón a América. Estaba el viaje predestinado por la genialidad de aquel misterioso navegante, por el destino o todo fue fruto de la pura casualidad, realmente ya poco importa pero gracias a este viaje cambio el mundo para siempre, y Colón fue el pionero, el primero de una casta de navegantes y exploradores con los que la historia y las naciones por ellos "descubiertas" siempre tendrán una emotiva y complicada relación de amor/odio. Colón, Magallanes, Vespucio, El Cano, Pizarro, Cortes, Orellana, tan solo alguno nombres de estos exploradores que persiguiendo diferentes objetivos, -la mayoría de las veces desafortunadamente para satisfacer solo ambiciones personales-, aumentaron de una u otra forma las fronteras del mundo conocido aceptando todas las circunstancias aun a riesgo de su propia vida.

Y ya que hablamos de pioneros, de navegantes y de exploradores, me gustaría hablar de otros exploradores que expandieron nuestras fronteras más allá del planeta.Pues bien, para nadie es un secreto que desde muy pequeño soy un fanático y seguidor de todos los avances y logros de la era espacial, disfrutando de muchos de ellos como si hubiera de alguna manera yo también, y solo por el hecho de formar parte de la raza humana, hubiera participado en ellos. Se puede decir que crecí siendo testigo de la llegada del hombre a la luna aquel día mágico en mi memoria, un 21 de julio de 1969,  hace ya la verdad mucho tiempo, pero recuerdo emocionado ese día cuando junto a millones de personas en todo el planeta contemple asombrado en la pantalla de una vieja TV a blanco y negro, mirando a través de los ojos de un niño, como yo lo era (tenia 9 años para la fecha), aquellas borrosas imágenes del primer hombre que dejaba su huella en la luna.
Mucho tiempo ha pasado ya la verdad desde aquella fecha y desde esa lejana hazaña, la que demostró al universo y a la historia que el hombre estaba listo para su próximo paso, el espacio, y por que no, quizás algún día también las estrellas.
Este es mi pequeño homenaje en forma de cuento para esos valientes pioneros de la NASA, y también se lo quisiera dedicar a algunos de mis antiguos compañeros de Alpha C.R.C,  con los que se que  comparto la misma afición por estos temas. A todos ellos y a ustedes,espero les guste, y les agradezco cualquier tipo de comentarios, siempre serán bien recibidos.


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                                                                        22 HORAS.

Siempre nos faltara tiempo para acostumbrarnos a aquel silencio- pensó Armstrong- mientras recorría los últimos metros que lo separaban del modulo.
No había palabras con que describir aquella sensación, o más bien la falta de ella. Allí sencillamente no había sonidos. No podían existir, sencillamente no había aire, el lo sabia, sin aire no se puede transmitir el sonido, pero una cosa es saberlo y otra vivir la experiencia, y allí donde se encontraban ahora, nunca había existido, desde hacia millones de años su total ausencia formaba parte de aquel paisaje gris y sereno, majestuoso y profundamente silencioso, tanto como una tumba -pensó, pero inmediatamente desecho aquel pensamiento-, -no,una tumba no- se dijo, -otra cosa, un sueño quizás-, como aquellos sueños que transcurren sin palabras ni sonido alguno, o más bien como aquel sonido blanco o la ausencia de el cuando nos sumergimos y nos quedamos un rato debajo del agua aguantando la respiración en nuestra bañera o en una piscina. Si era una sensación completamente extraña, antinatural el hacer cosas y que el exterior no te devolviera nada, ningún sonido, ningún susurro, nada. Solo el sonido de su respiración, y los pitidos de comunicación que se escuchaban a través del casco cada vez que hablaba con Aldrin o bien con el control de misión. Era increíble arrojar una piedra al suelo y ver como lo golpeaba arrojando un pequeña nube de aquel polvo que flotaba duro unos instantes ingrávido hasta volver a apacentarse después de un tiempo sin escucharse ni un pequeño chasquido o susurro, nada, un silencio total.

Había que estar allí para saber de que hablaba, vivir la experiencia, sabia que seria la única vez en su vida  que podría saborear aquel silencio absoluto, aquella soledad, y lo estaba disfrutando, totalmente, una vez pasados los primeros minutos, te acostumbrabas a ello, era así, y entre otras cosas para eso habían venido.
Aldrin lo seguía más atrás tomando algunas fotos con la cámara a color; hacia rato que había agotado el rollo de la cámara de blanco y negro. -Neil, hay que terminarse todos los rollos, que no quede una sola foto sin tomar- le había dicho a su compañero mientras superada ya hacia unas horas la euforia inicial se había hecho a la tarea rutinaria de completar la completa batería de actividades que les habían sido asignadas por el control de la misión. Era algo complicado manipular la cámara para darle la vuelta al rollo para cargar la siguiente fotografía con aquellos guantes - si eso era lo complicado-, pensó. Eso era lo complicado una vez que te acostumbrabas a la falta de peso, al principio cuando bajabas de la escalerilla y te parabas con ambos pies sobre la superficie, te invadió una especie de miedo, de apuro, antes de decidir que pie mover, vacilabas, te daba miedo caerte, por más ensayos no sabias como reaccionaria tu cuerpo allí al movimiento.
Te invade al principio una sensación de seguridad por si te ocurre algo, allí están solo y si ocurre un accidente no habrá nadie que acuda a ayudarte, por lo que las cosas se tiene que tomar con calma, su temor más personal se limitaba al hecho de que tomaras demasiado impulso al dar un paso y que pudieras salir flotando sobre la superficie elevándote mucho y que quizás pudieras romperte algo al caer, allí eso podía ser mortal, lo sabia, pero afortunadamente y después de los primeros intentos con alguna que otra caída sin importancia, habían comprendido que aquello no podría pasar, descubrieron de manera divertida que podían,  avanzar a pequeños saltos sobre la superficie, como alguna especie de canguro extraño -si había que buscarle la parte divertida a aquello- pensó, al final caminar allí no era lo mismo que desplazarse con el traje y el equipo sobre el fondo de la piscina de entrenamiento imitando la falta de gravedad, allí era más bien como una especie de baile, como tratar de hacer ballet con aquel equipo, pero en el fondo era eso, como aprenderse una coreografía y ya esta, era genial poder avanzar algunos  metros más de lo que podías avanzar en casa solo con un pequeño salto, y por que no aquello venia también incluido en el paquete y había que disfrutarlo.

Habían transcurrido casi dos horas y media desde que su compañero y él habían bajado la escalerilla y dejando unas huellas que se mantendrían como fieles testigos de su hazaña quizás por toda la eternidad, y ya como siempre ocurre con todo inclusive con aquella experiencia, tocaba terminar, había que regresar. Se habían emplazado los sismógrafos y reflectores láser, completando una rutina de experimentos y rutinas programadas con mucha anterioridad y ensayadas hasta el cansancio para evitar cualquier sorpresa, afortunadamente todo había transcurrido bien. La vieja luna se había portado bien.
Pero había algo que lo mantenía alerta durante toda el tiempo que llevaban allí, una extraña sensación de la que no había podido desprenderse; no, no había ocurrido nada que la desencadenara pero no podía evitarlo, dentro de le se escondía un leve temor, una recurrente sensación que lo acechada en cada recodo, a cada paso que daban allí, cada vez que pasaban al lado de un grupo de rocas, o cuando se agachaban tan solo por un pequeño instante para tomar una muestra, pero tan solo eso, la incomoda sensación de que algo o alguien te esta observando, como cuando estas en el cine o en la escuela y sientes como si alguien te esta mirando por detrás del hombro y volteas para descubrir que no hay nada, pues esa misma sensación era la que llevaba sintiendo desde que se habían bajado del modulo.

Pitido. Pitido - Neil, te necesito aquí, no puedo solo con la caja de muestras, te queda mucho, estamos casi sobre  la hora acordada-, Armtrong presiono el botón lateral en su traje y abrió la comunicación con su compañero sonando un pitido dentro de los auriculares incluidos en el casco cada vez que lo presionaba - -Voy llegando Buzz, solo estaba dándole un ultimo vistazo al "campamento"-, Pitido, -Tomaste suficientes fotos a la bandera-, Pitido de respuesta -por supuesto Neil, cientos de ella, tranquilo, por aquí te espero-
Volteo por ultima vez antes de agarrarse de la escalerilla existente en una de las patas del modulo, desde allí podía ver la bandera de su gran nación, respiro con orgullo, aquello era lo único que podía escuchar por allí, el sonido de su respiración y ya se había acostumbrado, pero aquella bocanada había henchido su pecho de profundo orgullo y de la culminación de la parte más importante de la misión. ser los primeros hombres allí, dejando claro ante la humanidad y la historia que aquello podía hacerse, demostrando ser ya un sueño bien cumplido, un sueño compartido por la humanidad y que había recorrido  más de 370.000 km hasta llegar allí y plantar aquella bandera, y que permanecería plantada en ese sitio durante mucho tiempo como testigo de aquella proeza, esperando a los que llegarían después de ellos.

Barras y estrellas sobre una pequeña tela, sostenida sobre unos rusticas varillas de aluminio; no dejaba de tener la escena una simpleza absoluta pero de una belleza sublime única, como diría Aldrin "una magnifica desolación"; aquella bandera y de fondo, a lo lejos, destacándose sobre el gris y monótono paisaje de piedras y polvo, podía ver una pequeña esfera azul suspendida sobre la negra bóveda del espacio, preciosa como una hermosa joya colocada sobre un manto de terciopelo negro lleno de diamantes dispuestos al azar, así se veía la Tierra desde allí, perfecta, redonda, y silenciosa, como la madre fiel que no quiere apartarse del hijo, así se me parecía su imagen, como la de una madre que ha través de su ventana nos mira y que no ha querido apartar la mirada de nosotros durante toda la travesía, hasta asegurarse que llegamos bien, hasta que llegamos a salvo, a su regazo, a nuestro hogar, a casa.

Tras mirar por ultima vez, se pregunto sobre el raro efecto que ejercía aquel lugar sobre aquella pequeña bandera, que cuando la mirabas fijamente durante unos momentos te daba la sensación de movimiento, de que aquella tela se mecía, que algo invisible a la vista o a la  imaginación soplaba sobre ella y la agitaba débilmente, lo sabia -allí no había aire, ni corrientes, ni viento- se dijo, -solo era un extraño efecto óptico quizás producto del reflejo de esa tenue luz que lo inundaba todo sobre los objetos, y así el estar allí le confería a la experiencia una sensación casi onírica, como la de estar caminando en un sueño, si eso debe de ser- se dijo; le dedico una ultima visión a aquel sitio reposado que durante unas horas les había servido de base, "El Mar de la Tranquilidad" -nunca se habría podido escoger un nombre mejor- pensó,  y girándose tomo la escalerilla con ambas manos y comenzó a subir.

Cinco horas después de ese 21 de junio, se encontraban preparados para salir de allí, para regresar junto a su solitario compañero que los esperaba fiel a bordo del "Apolo XI".
Dentro del "Águila" la carga con las valiosas muestras de polvo y rocas lunares habían sido debidamente acomodadas y ajustada de manera ordenada a los cierres de seguridad, dentro de la estrecha cabina las cambiantes luces de los indicadores y diales les indicaba que todo estaba a punto para detonar el impulso que los sacara de allí, llevándoles hacia la nave "Columbia" y poder comenzar el regreso a casa.
-Bueno Neil, creo que todo esta listo, revisado y en orden, así que te corresponde el honor amigo, puedes darle al botón cuando quieras. Dijo Aldrin mientras se ajustaba las correas que podrían evitar su una caída durante el despegue del "Águila".
-Lo tengo claro Buzz, lo que pasa es que para serte franco me parece mentira que estemos aquí, y tengamos ya que irnos, me gustaría pasar una rato más aquí, me parece tan poco tiempo-
-Si lo se Neil, pero hay que ser fuerte ahora, para esto vinimos y lo sabíamos, nosotros ya hemos cumplido nuestra parte, tenemos las muestras, los registros, las fotos, la película, nos quedan los recuerdos, así que no te preocupes, no lo pienses más, es importante cumplir con los tiempos, dale al botón y dejemos que el pájaro nos saque de aquí, Collins nos esta esperando-
-Tienes razón Buzz, pero quería preguntarte algo antes de irnos, me gustaría saber si también a ti te ha pasado-
Dime Neil, si también me ha pasado que?, realmente me han pasado muchas cosas que nunca podre definir, pero que es lo que te preocupa', que es aquello que quieres preguntarme'-, dijo
-No se como decírtelo Buzz, pero desde que hemos llegado y sobre todo cuando estábamos allá afuera me embargaba la profunda sensación de que siempre eramos observados por algo o por alguien, como si nos estuvieran espiando escondidos, tu me entiendes, te confieso que cuando estaba colocando el colector de viento solar, tuve la sensación real de que me estaban observando y no pude dejar de girarme, y cuando lo hice no se como definirlo ni como explicártelo, pero me pareció ver tan solo durante un brevísimo instante, como si por detrás de una de aquellas rocas grandes se hubiera movido una sombra, o no exactamente así, más bien como si algo se hubiera ocultado por detrás de ellas y hubiera dejado una huellas en el ambiente, en la luz, no se como explicarlo, no se si era una sombra, una luz o u reflejo, si más bien eso parecía,  alguna clase de reflejo, como el pequeño fulgor de una luciérnaga ocultándose tras esa roca, eso es a lo que se parecía ahora que lo pienso, como si algo muy pequeño con alguna especie de luz propia semejante a una fugaz luciérnaga se hubiera ocultado allí- dijo Armtrong mientras miraba a su compañero con una pequeña mirada que denotaba algo de preocupación y verguenza. Aldrin posando una de sus manos en el hombro de su compañero, le indico que mirara a través de una de las pequeñas escotillas triangulares que daban hacia el exterior, hacía la grisácea superficie de la luna, y le dijo - Quiero que mires a través de la escotilla y me digas lo que ves Neil-.
Armtrong procedió a dedicarle una profunda mirada a la superficie y transcurrido algo menos de un minuto volteo hacia su compañero reflejando en su rostro las señales de una pasajera vergüenza.
Entonces Aldrin le pregunto- Entonces Neil, dime lo que has visto-.
Armtrong una ves superada la pequeña vergüenza inicial por la confesión realizada, lo miro a la cara, y sin titubear y con una pequeña sonrisa en su semblante le dijo - tienes razón amigo, no he visto nada, allí no hay nada-, y remato -tan solo una silenciosa y tranquila soledad, eso es lo que hay allí, nada, sencillamente nada-
- Esta claro Neil, allá afuera aparte del polvo y las rocas que vinos no hay más nada, por lo menos yo no he visto nada y esa sensación de la que hablas a mi solo me duro unos breves instantes hasta que me acostumbre ya que sabía que estábamos solos allí, y es natural que te sintieras así, la presión, el compromiso, la ansiedad, es normal, así que tranquilo hombre que lo viste fue tan solo algún efecto óptico, alguna especie de truco de la mente nada más- le dijo y prosiguió- y piensa ademas si hubiera existido extraño allá afuera ya lo habríamos visto, ya nos hubiéramos dado cuenta y sin embargo no ha pasado nada, así que quédate tranquilo y no pienses más en ello, y si quieres que te de un consejo, guárdate la experiencia para ti, no le cuentes esto a nadie Neil, lo sabes verdad?-
-Si Buzz, entiendo y tienes razón, así lo haré, esto se quedara entre solo entre nosotros .
-Bueno prepárate Buzz, nos vamos- le dijo Armtrong mientras el también se ajustaba las correas que lo aseguraban a su sitio, en el atiborrado habitáculo en que se había transformado el estrecho espacio habitable del "Águila".
-Y para cerrar el asunto una sola pregunta Neil, ¿por cuanto tiempo has tenido esa sensación?
-Pues te preguntare una cosa Buzz, desde que alunizamos ¿ cuanto tiempo llevamos aquí?-
-Déjame pensar un momento- comento mientras miraba su reloj y tras algunos segundos le dijo - para ser exacto amigo si partimos ahora serian algo así como unas 21 horas y media, casi 22 horas-
-Pues eso Buzz, ese es el tiempo que llevo sintiendo lo que te comente, 22 horas- le dijo Armtrong, y remato para cerra el tema -pero ya esta, se acabo, dale un ultimo vistazo amigo a la amiga Luna, nos vamos-
Entonces procedió a agarrarse fuertemente a una de las agarraderas y dándole un ultimo chequeo al ordenador de a bordo y encontrando todo en orden procedió tranquilamente a apretar el botón.
-Adiós Luna nos vamos, gracias por todo- exclamo Armtrong a manera de sencillo homenaje mientras se acomodaba a su sitio, apretando los dientes esperando el despegue.

Al principio de la ignición de los cohetes hubo una breve sacudida y sintieron como una especie de golpe como si por un leve instante hubieran sido sujetados con algo obligándolos a permanecer en el sitio pese al empuje de los los mismos, pero luego de otra breve y rápida  sacudida empezaron a ganar altura y poco a poco la superficie del "LEM" anclada a la Luna empezó a alejarse del "Águila" comenzando a acortar las distancia que lo separaba de la órbita lunar y que con cada metro recorrido lo acercaba más al modulo "Columbia", donde un solitario astronauta los esperaba impaciente para comenzar juntos el largo regreso a casa.

Visto desde la Luna, el Águila se alejaba de ella ganando velocidad a cada metro, hasta no ser mas que un blanco punto sobre el espacio, como otra estrella más. El modulo "LEM" quedaría allí anclado como un recuerdo, a la grisácea y polvorienta superficie del satélite, como un pecio, como los restos de un naufragio o de algún navío que queda varado en alguna olvidada orilla, y que con el tiempo sirve de refugio a las criaturas que viven allí. Poco a poco el polvo y los residuos del amarre del Águila fueron devueltos por las poca gravedad a la superficie, y caían lentamente a ambos lado del "LEM" como extraños copos de nieve. Nadie lo vería jamas, pero a la misma ves que ocurría esto, y tan solo durante el breve instante que puede durar un parpadeo, algo como parecido a una chispa de luz, a una pequeña luciérnaga, o a un pequeño reflejo iridiscente, procedía a enterrarse rápidamente en el polvo lunar debajo de la base de aquel modulo.
Allí oculto a todas las miradas aguardaría, esperando quizás hasta que llegara una próxima oportunidad.




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Bueno amigos, hasta la próxima entrada.
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