Hola amigos.
Tenia mucho tiempo sin publicar nada en el blog, mucho tiempo la verdad, y no debería tener excusas por no hacerlo, pero creo que mientras sean buenas excusas , las mismas siempre serán bien aceptadas, en serio, me he dedicado fuertemente a terminar una carrera de informática que ya estoy en vías este mismo año, de poder concluir lo que ha sido para los que sobrepasamos el medio centenar de vida, una tarea ardua, exigente y no muy sencilla pero que se ha abordado desde la responsabilidad que se merece todo proceso de formación que se emprende seriamente, ademas del tiempo dedicado, afortunadamente, al trabajo durante estos dos últimos años, y como no he dedicado algo del tiempo que me queda a retomar el gusto y el placer de tocar la guitarra y volver a recomenzar con una de las cosas que me proporciono tanto placer y buenos momentos como lo es la música, la música debería ser siempre un grato placer, pero que como pasa con muchas otras cosas que hacemos, que con el tiempo y la falta de practica se van olvidando, menos más hoy en día al contrario de la época en que me dedique a la música, existen muchas formas a través de Internet de retomar y poder aprender tanto la guitarra como cualquier otro instrumento, vivan las nuevas tecnologías.
Hoy es un día muy especial para mi, resulta que es mi cumpleaños y por este motivo he querido aprovechar el momento para publicar un cuento de fantasía/ficción que reescribí hace ya tres años y cuyo original escrito hace muchos años atrás aguardaba plácidamente su momento , durmiendo dentro de un cajón en compañía de algunos otros borradores y artículos en espera de la ocasión propicia para publicarlos, gracias a un amigo al que se lo di para que lo leyera y me diera su opinión, al leer el final me comento que le parecería un momento adecuado este ya que en el y debido al argumento, al final del mismo hay una mención o referencia de alguna manera al régimen del usurpador Sr. Maduro, alguna especie de síntesis de eje del mal o de conjunción de poderes malignos al que de alguna manera se tendrá que enfrentar uno de los personajes del relato, y considero que de una u otra manera podría encontrarse en un buen momento para su publicación debido a los recientes y desagradables sucesos que están sucediéndose en Venezuela, hermoso país donde me toco nacer, y en el que pareciera que ahora si y debido al rumbo que están tomando los últimos hechos acontecidos allí en estos últimos días del mes de Febrero, el país podría encontrarse en una vía posible de escape y transición del largo camino de opresión sufrido bajo un régimen opresor a lo largo ya de veinte años de experimentos socialistas y revolucionarios fallidos.
Aunque desde hace unos años y como muchos otros compatriotas tome la decisión de emigrar del país junto con mi familia y empezar humildemente la vida en otro país, no puedo negar que sigo con mucha preocupación el tema de la situación actual de Venezuela, ya que aunque uno no viva ahora allí, allí quedaron amigos, buenos y siempre recordados amigos,, familia, muchos recuerdos y querencias entrañables e inolvidables, constituyéndome a lo largo de todos estos años en el exterior en un testigo más del gran deterioro continuado que con los años que viene sufriendo el país y de la gran escasez, penuria e incertidumbre que aumenta con el paso de estos y con la que tienen que mal vivir un pueblo generoso, que vivía en un lugar que aunque no era perfecto existía un espacio de sana convivencia entre ricos y pobres, había trabajo y oportunidades de sana riqueza para todos, un país donde la sonrisa y la esperanza afloraban en cada rincón bañado por el calor de un clima generoso y perfecto para que allí se pudiera cultivar casi sin esfuerzo cualquier cosas, gracias a las bondades de una tierra generosa en virtudes y recursos que siempre le dio la mano a todos por igual y donde se sintieron como en su propia patria infinidad de inmigrantes que la escogieron para vivir y hacer su vida allí, contribuyendo con sus esfuerzos, costumbres y tradiciones, a hacer grande y prospera a una nación, orgullo de la américa latina y digna de tener representación entre el concierto de grande naciones con futuro y en vías de desarrollo, prosperidad y modernidad, vamos que aunque transitando por los caminos de la democracia con todos los defectos y virtudes de los sistemas políticos que la gobernaron anteriormente, Venezuela iba transitando con sus altos y sus bajos , lenta pero sin pausa, por la senda de la prosperidad y progreso económico, humano y social, que si bien no era perfecto, y existían como no, cantidades de problemas y también algunas desigualdades, constituía un modelo de libertad para muchos de los pueblos del mundo.
Pero como todos sabemos, el sistema político que impero en el país no era perfecto y aprovechando otras coyunturas y cantos de sirena, surgió del mismo pueblo de donde habían surgido todos otros los demás ilustres o no gobernantes, y encontró su momento y la hora para vendernos a todos que el era el salvador de la patria, que era el cultor y gestor de un gran cambio social, que iba a hacer a Venezuela y su gente mejor, que crecería como un mejor país invirtiendo sus mejores recursos en el área social, área necesaria donde invertirlos cuando hablamos de una nación donde y como en todas las naciones en vías de desarrollo, existen unos niveles enormes, amplios y desagradables de pobreza, hambre y necesidades por parte de un amplio sector de la población.
La gran revolución Bolivariana se llamo aquella marea que cobijaba a infinidad de pensamientos e ideas, a veces irreconciliables, de tipo socialista que en el papel o fundamento buscaba igualar a todo la sociedad venezolana, en especial a los más desfavorecidos, y hacer llegar los recursos a todo el mundo para acabar con la pobreza y sufrimientos de un amplio sector de la población.
Desafortunadamente, este sistema y sus gobernantes con el paso de los años también demostraron de ser poseedores de unos niveles mayores de incapacidad para gobernar, ignorancia, fallos, corrupción, orgullos desmedidos, desprecios, enriquecimientos ilícitos, ansias de poder, defenestración del patrimonio, que todos los anteriores gobiernos juntos a los que ellos tanto criticaron, en fin su sistema político demostró ser mucho peor todavía y llevar a un país y a su pueblo a unos niveles de caos, inseguridad,barbarie, pobreza, inflación y escasez de recursos, totalmente inimaginables para un país pletórico de recursos, y una de las más grandes potencias petroleras del mundo, país donde ahora incluso casi ni se produce gasolina u otros carburantes y los mismos se tiene que importar.
Actualmente y de acuerdo a los últimos acontecimientos que se viene sucediendo, muy pocas naciones en el mundo niegan que Venezuela hoy en día se vive bajo un régimen de dictadura pura y dura, que la libertad hace tiempo que dejo de campear a sus anchas por aquel país. La libertad, cuanto me acuerdo de las palabras de una humilde educadora de mis primeros años de primaria, un día cuando en clase de historia de Venezuela nos hablaba de ella y de lo importante que es tenerla, y si no se tiene, luchar por ella , defenderla y mantenerla, todavía me acuerdo de sus palabras y de aquella pregunta:"...y entonces niños, quien me puede decir que es la libertad y lo que representa...2 a lo que nosotros en nuestra humilde o infantil manera de ver y explicar las cosas, tratábamos de definirla con nuestro humilde y básico vocabulario propio de la niñez y ella con toda su sabiduría, aquella de dan muchos años de enseñanza nos dijo " La libertad, que difícil es poder decir de manera sencilla lo que es niños, pero ustedes no saben lo que duele perderla, no tenerla, imaginar todo lo que podemos hacer cuando vivimos en libertad, imaginar como seria vivir sin ella.....", proféticas palabras de la profesora M.
He querido aportar el las palabras integras del discurso del Sr. Francisco Guerrero Aguirre, Secretario de Fortalecimiento de la Democracia del Consejo Permanente de la OEA, de fecha 15/02/2019 donde se establece una resolución sobre la situación de Venezuela que lo puede resumir todo lo anterior.
"Palabras de Francisco Guerrero Aguirre, Secretario de Fortalecimiento de la Democracia, ante el Consejo Permanente de la OEA el 15 de febrero 2019
Embajador Carlos Alberto Calles Castillo, Presidente del Consejo Permanente y de la Comisión General Señor Luis Almagro, Secretario General Señor Néstor Méndez, Secretario General Adjunto Representantes de los Estados Miembros y Observadores permanentes ante la OEA
Agradezco a las misiones de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia; Costa Rica, Estados Unidos, Paraguay y Perú por la solicitud y consecuente convocatoria a este Consejo Permanente. El artículo 3 de la Carta Democrática Interamericana establece los elementos esenciales de la democracia representativa:
1. El respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales;
2. El acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado derecho);
3. La celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto;
4. El régimen plural de partidos y organizaciones políticas y
5. La separación e independencia de los poderes políticos.
Desde su llegada al poder, el régimen de Nicolás Maduro ha ido suprimiendo cada uno de estos componentes. Hoy en Venezuela no hay respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio no se ajustan a derecho; se oprime a los partidos y organizaciones políticas; no hay separación e independencia de los poderes públicos; y ya no hay elecciones periódicas, libres y justas.
La Organización de los Estados Americanos (SG/OEA) ha dado seguimiento puntual a la crisis en Venezuela; y lo ha hecho por indicación expresa del Secretario General Almagro. A él todo mi reconocimiento y admiración.
Los informes producidos por la Secretaría constituyen un acervo documental fundamental para comprender el proceso de erosión acelerada, que nos ha llevado al exterminio de la democracia en Venezuela.
Los Informes son parte esencial de la hoja de ruta para el futuro, porque documentan los atropellos a la democracia en Venezuela y nos apuntan con precisión, todo lo que tiene que modificarse para llevar a cabo elecciones presidenciales justas y libres en el futuro.
El 10 de noviembre de 2015, a propósito de las elecciones parlamentarias de aquél año, el Secretario General envío una primera comunicación a la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, manifestando sus preocupaciones por las condiciones de la campaña electoral.
Las restricciones a la libertad de expresión, el acceso desigual a los medios de comunicación, la judicialización de las manifestaciones opositoras y la inhabilitación de candidatos, fueron algunos de los elementos que llevaron al Secretario Almagro a señalar que se estaban incumpliendo las garantías electorales más elementales.
Desde entonces, el Secretario General envió a la presidencia de este Consejo Permanente cuatro informes, uno en 2016 y tres en 2017. En estos advirtió sobre el desmantelamiento paulatino pero constante de las instituciones democráticas en Venezuela.
Tal como consta en estos documentos, uno de los rasgos principales del régimen autoritario venezolano es la cooptación de la justicia. En 2016, el Secretario General denunció que al menos 5 de los 13 magistrados juramentados como miembros del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) fueron activistas político- partidistas y ocuparon cargos dentro del Gobierno Nacional.
A lo largo de los últimos años, el Tribunal fungió como órgano legislativo al servicio del régimen, a través de múltiples sentencias orientadas a dejar sin efecto las disposiciones adoptadas por la Asamblea Nacional.
Los informes abordan, además, un episodio clave del declive democrático venezolano: la elección ilegal y espuria que llevó a la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente.
El documento deja en evidencia el carácter inconstitucional de esos comicios. Se describen, además, las numerosas irregularidades del proceso y el contexto de violencia en que se llevó a cabo.
La convocatoria a una Asamblea Constituyente fue un intento ilegal por bloquear al único poder verdaderamente legítimo e independiente, la Asamblea Nacional, y lograr así la concentración total del poder político.
La separación de poderes es uno de los principios en los cuales se fundamenta la democracia, por lo que la alteración de los mecanismos de contrapesos tiene como consecuencia directa la erosión del sistema.
Los informes de la Secretaría General dan cuenta también de las estrategias empleadas por el régimen para desmantelar a las organizaciones políticas de oposición. Desde enero de 2016, después de que el partido de gobierno perdiera la mayoría en la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia ejecutó sistemáticamente procesos de cancelación de partidos políticos que no están contemplados en la legislación venezolana. Asimismo, se ha obstaculizado la participación política de los candidatos de la oposición mediante inhabilitaciones arbitrarias.
El Secretario Almagro ha señalado también el peligroso curso represivo en el que se ha embarcado el gobierno de Maduro. Ante las masivas manifestaciones opositoras que inundaron las principales ciudades del país, el régimen decidió recurrir al uso sistemático de la violencia y el terror: decenas de muertos y miles de heridos ha sido el saldo de la represión.
Tal como advirtió el Secretario en su tercer informe, la criminalización de las protestas no sólo está dirigida a quienes participan de ellas, sino que busca amedrentar al resto de la población para que no se atrevan a alzar su voz.
La criminalización de la protesta ha ido de la mano con el encarcelamiento de opositores. Hasta la fecha, el Secretario Almagro verificó y certificó la existencia de 974 presos políticos y 988 arrestos políticos registrados por el Foro Penal Venezolano (1).
El Panel de Expertos Internacionales Independientes sobre Derechos Humanos ha documentado un gran número de actos de tortura, acoso, abuso físico y violencia, cometidos tanto contra hombres como mujeres en el marco de estas detenciones (2).
En los informes se advierte también sobre los intentos del gobierno de excluir del debate público a las voces críticas, imponiendo severas restricciones a la libertad de expresión. A tal fin, el régimen ha desplegado una variedad de instrumentos como: la apertura de procesos penales contra medios de línea opositora, despidos de periodistas, abuso de controles oficiales de las frecuencias radioeléctricas y del papel para periódicos y finalmente el acoso y la estigmatización verbal de periodistas.
Por último, en sus informes, el Secretario Almagro ha descrito de forma precisa y detallada el deterioro de la institucionalidad electoral. La falta de independencia del Consejo Nacional Electoral no ha permitido que en Venezuela se cuente con las garantías necesarias para el desarrollo de comicios libres y justos.
Fue en este contexto de deterioro absoluto de las instituciones democráticas que se llevaron adelante las elecciones presidenciales espurias de 2018. Estos comicios, declarados ilegítimos por el Consejo Permanente en la resolución emitida el 5 de junio del año pasado, contrarios completamente a cualquier estándar internacional. La falta de garantías del proceso llevó a que, el 10 de enero de este año, este Consejo Permanente declarara ilegítimo el nuevo mandato de Maduro.
1 Cuenta Oficial de Twitter de Luis Almagro. Disponible: https://twitter.com/almagro_oea2015/status/1095684626440511490?s=1
2 Informe De La Secretaría General De La Organización De Los Estados Americanos Y Del Panel De Expertos Internacionales Independientes Sobre La Posible Comisión De Crímenes De Lesa Humanidad En Venezuela. Washington D.C., 29 de mayo de 2018
Durante la elección presidencial de 2018 no se respetaron los principios de legalidad, imparcialidad, certeza, competitividad, periodicidad y universalidad que todo proceso electoral debe tener. En primer lugar, como ya se adelantó, la administración del proceso no fue imparcial. El Consejo Nacional Electoral dejó de ser un árbitro neutral para convertirse en una dependencia al servicio del poder ejecutivo.
En segundo lugar, se restringió la participación política de la oposición, a través de inhabilitaciones arbitrarias de partidos y de candidaturas.
En tercer lugar, se limitó la participación de los venezolanos en el exterior. A través de restricciones de horario, trabas burocráticas y el cierre de oficinas consulares, la administración de Maduro consiguió que alrededor de un millón y medio de electores en el extranjero no lograran actualizar su registro.
En cuarto lugar, se utilizaron los recursos del Estado para desequilibrar la competencia electoral. La difusión de actos de gobierno con fines propagandísticos partidarios y la entrega de programas sociales fueron algunas de las modalidades utilizadas. Por otra parte, el día de la elección, los observadores nacionales denunciaron traslado de electores con recursos públicos.
En quinto lugar, se buscó coaccionar la voluntad del elector. Se documentaron centenas de casos de tiendas de campaña del régimen, “puntos rojos”, en los que se utilizaba el carnet de la patria para controlar que los votantes que contaban con beneficios sociales fueran a votar. Hubo, asimismo, múltiples denuncias contra militantes del partido de gobierno y miembros de las fuerzas armadas que amedrentaron a la población en los distritos tradicionalmente antichavistas para disuadirlos de salir a votar.
Por último, se utilizó un sistema automatizado de votación no confiable y fraudulento. Los equipos y el software utilizados fueron los mismos que en 2017, en la ilegítima elección de la Asamblea Constituyente. Cabe resaltar que en aquella ocasión, la empresa encargada del sistema denunció que el Consejo Nacional Electoral había insertado al menos un millón de votos al conteo final, alterando así los niveles de participación.
Sumado a lo descrito, de cara a los comicios presidenciales, se redujo el número de auditorías y pruebas de seguridad aplicadas al sistema, violando la ley electoral. Además, los equipos y el software utilizados no fueron certificados por la empresa, que ya había dejado de operar en el país.
La falta de garantías para el voto automatizado en Venezuela convierte al voto manual en una alternativa válida para que la ciudadanía pueda controlar el escrutinio. Así lo manifestó el Tribunal Supremo de Justicia Legítimo. A través de su sentencia del 13 de junio de 2018, la sala electoral del tribunal declaró que el Sistema Automatizado de Votación y Escrutinio, en los términos que se había implementado en Venezuela, era nulo e inaplicable, y que se debía avanzar en el diseño de un sistema de votación y escrutinio fundamentalmente manual.
Las razones expuestas dejan en evidencia que es necesario sanear a profundidad el sistema electoral. El Secretario General ha sostenido en reiteradas oportunidades que la única salida a la profunda crisis que vive Venezuela es organizar elecciones libres, transparentes y competitivas en las que los ciudadanos y ciudadanas puedan decidir quién debe gobernar el país. Venezuela necesita un nuevo Presidente electo por el pueblo.
Para poder llevar a cabo las elecciones presidenciales es una condición sine qua non la salida de Nicolás Maduro. Por otro lado, aun cuando Maduro deje de usurpar la presidencia, los gobernadores que apoyan al régimen (17 de 23) retendrán resortes de poder. Debido a esto, será fundamental garantizar que el control territorial de líderes locales y los recursos de los estados no sean utilizados para torcer la voluntad de los votantes.
Hay que tener en cuenta que celebrar elecciones con el sistema electoral en las condiciones actuales no es posible y repararlo llevará tiempo. Es decir, pensar en comicios con la estructura actual, sin llevar a cabo reformas urgentes y profundas, no es factible ni deseable.
Para avanzar hacia elecciones libres y justas en Venezuela, existen precondiciones que pasan por instituciones electorales independientes, garantías para la participación política, aspectos nodales de organización electoral y por su puesto de la observación electoral internacional.
La Secretaría de Fortalecimiento de la Democracia a través del Departamento para Cooperación y Observación Electoral cuenta con la experiencia técnica, expertos internacionales acreditados y relaciones de cooperación histórica con los organismos electorales del continente para auxiliar a Venezuela en la realización de elecciones genuinas y legitimas.
Para contar con un diagnóstico más claro de qué tareas deben emprenderse en el campo electoral, le he instruido a Gerardo de Icaza, director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral, que detalle cuales serían las condiciones mínimas que deben garantizarse a fin de que Venezuela pueda tener elecciones libres, limpias y transparentes.
Muchas gracias "
Creo que mejor síntesis de la situación imposible
Aunque nunca quise utilizar este medio, el espacio divulgativo que me permite mi blog para hablar de politica, no puedo negar en parcializar mis ideas hacia quien quiere devolver la libertad y dignidad a un pais que fue grande, prospero y modelo para el resto del mundo. El Sr. Juan Guido ha representado una agradable sorpresa de ciudadano y político comprometido por el cambio, el buen cambio y la libertad para todo un pueblo y país, para mi representa un gigante de esperanza, alguien que con sus palabras a sabido guiar a un pueblo, cansado, desesperado y derrotado hacia la senda de lo posible otra vez, un gobernante por el que si promete lo que ha cumplido hará que nos sintamos todos orgullosos por nuestro país y lo encumbrara nuevamente por la vía de la libertad, la democracia verdadera y el progreso. Un político y ciudadano que en estos momentos de dificultad y sosobra a sabido ser una luz, una llama poderosa que nos ilumine y cuya luz de libertad aparte para siempre las tinieblas y la oscuridad que ensombrecen durante tanto tiempo tan bello país, nuestro país, Venezuela.
Que allá donde se encienda una luz, retrocedan pata siempre la oscuridad y las tinieblas.
Por el fin de la opresión y de la tiranía, viva la libertad, y viva una Venezuela libre.
Les hago llegar este relato donde de alguna manera me refiero a la lucha eterna del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas:
TUS MIL Y UNA MUERTES.
Abajo, en
lo profundo del alto precipicio y sobre afiladas y duras rocas, yacía el cuerpo
destrozado de Lorna, su despreciable enemigo.
Las olas
al caer sobre las rocas movían el cuerpo grotescamente, -cual macabra
marioneta-, golpeándolo contra ellas salvajemente, destrozándolo aún más.
-No, no
creas que te escaparas otra vez de mi así de fácil, maldito-, grito a todo
pulmón, mientras el fuerte viento le devolvía sus gritos ahogados en agua y
sal.
-Solo
tendrás el tiempo suficiente para curar tus heridas, pero no podrás ocultarte
por siempre de mí, no puedes evitarlo, juro que te volveré a encontrar gusano
cobarde- dijo mientras miraba hacia atrás.
Las luces
de las lejanas linternas ya podían iluminar su cuerpo. Pronto los agentes de la
Waffen SS llegarían al lugar donde se encontraba, y si lo atrapaban, su enemigo
tendría el tiempo y la oportunidad para hacerse fuerte. No, no podía darle el
chance, si lo hacía, el mundo, cualquiera que fuese, estaría perdido. Aquellos
uniformados, como negros cuervos, se acercaban cada vez más. Los ladridos de la jauría de perros eran cada
vez más cercanos, si no tomaba alguna decisión rápida, sabía que en minutos
aquellas asquerosas bocas llenas de dientes y babas estarían sobre su cuello,
tenia de decidirse. Por las voces que daban los agentes sabía que lo habían
visto. Sería solo cuestión de poco tiempo su captura.
Se paró
en el borde del precipicio y miro hacia abajo. El negro y encrespado mar rugía
como una gigantesca fiera herida. Las olas aun jugueteaban con el cuerpo de
Lorna, dejando pedazos de él esparcidos sobre los cortantes bordes de las rocas.
Se retiró
unos pasos. El vértigo, esa insoportable sensación, a la que nunca había podido
dominar a lo largo de tantos años, comenzó a invadirlo de nuevo, mareándolo.
Titubeo
apartándose un poco más del borde del abismo. –No, no debo temer tengo que ser
fuerte- grito para darse ánimos. Los uniformados se encontraban cerca, muy
cerca, ya podía distinguir sus rostros, el viento le traía algunos ecos de sus
gritos y conversaciones remarcados en aquel fuerte e inexpresivo acento
germano, por lo que calculaba estarían a veinte metros o menos. Tenía que tomar
una decisión y pronto. Tenía que ser ahora o nunca, no podía permitir que el
otro se saliera con la suya, así que se paró otra vez en el borde y miro
nuevamente hacia atrás. Sería solo cuestión de segundos su captura. Cerro los
ojos y abrió sus brazos en cruz, y en medio de furor atronador de la tempestad
de aquel mar embravecido, grito algo que solo pudo oír el viento.
Miro hacia
abajo, la sola visión de aquellas afiladas y enormes piedras lo inundo otra vez
de pánico y terror; pero sabía que nada malo podría pasarle. Así había ocurrido
siempre. Mirando una última vez hacia atrás, pudo contemplar el gesto
desesperado de uno de aquellos hombres esforzándose por atraparlo y apuntándole
con una Luger P08 presto a dispararle. Ya no podía esperar, cerró los ojos y
salto al vacío. Abajo las afiladas y resbalosas piedras lo esperaban entre
girones de la espuma del mar, pero no le importo. Sabía que no sentiría nada.
Nunca habría dolor.
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Pero esto
no siempre había sido así.
Recordó
la primera vez que le sucedió aquello.
Su vida
para aquel entonces era muy dura y difícil, siempre con la sensación del hambre
molestándole debajo de las costillas, plena de rutinas agotadoras y grandes
padecimientos, tal como lo era para cualquier habitante de una pequeña aldea
durante el alto neolítico en la Europa central. Vida dura y sencilla, siempre
buscando algo para poder comer y siempre en movimiento siguiendo a las grandes
manadas de animales.
Ese día
participaba junto a la mayoría de los hombres de su clan en una partida de caza
en las grandes y frías praderas del norte. En el aire mezclado con el aroma de
la tierra se podía oler el miedo y el almizcle, la angustia que destilaban
aquellos grandes renos en su carrera hacia el redil en el pantano donde serían
lanceados por una hambrienta multitud.
Se dejó
llevar por la euforia del momento en medio de aquella multitud de gritos
salvajes que lo inundaban todo. Corrió detrás de aquel enorme animal sin
percatarse lo cerca que estaba el también del borde del pantanoso lago de aguas
oscuras y pestilentes. Corrió detrás del animal envalentonado por la adrenalina
y la sólida sensación que le producía la robusta lanza que llevaba en sus manos.
El animal al contemplar el borde retrocedió, sin importarle su cercanía,
arrollándolo. El al verse embestido súbitamente, inca rodilla al suelo y
apoyando la lanza fuertemente contra la tierra húmeda la presenta enfilando a
la bestia aferrándose a ella con todas sus fuerzas esperando la inminente
colisión del asustado animal. El animal en la inercia que lleva en su alocada
carrera no puede evitarlo y la lanza se clava en toda su longitud hundiéndose
en la sudorosa carne de aquel noble animal.
Al sentir
el dolor lacerante en sus vísceras, la bestia emprende una desaforada carrera
sin importarle la dirección, atropellándolo todo a su paso y arrastrándolo en
su caída a las frías y negras aguas del lago. La caída inesperada, el terror de
verse mojado y desprovisto de todo rastro de aire. La desesperación de verse
atrapado entre aquella masa de patas y cuernos, siendo golpeado una y otra vez
en su camino hacia el oscuro y denso fondo, y sin atreverse siquiera a soltar
la lanza que lo mantiene peligrosamente enredado a su presa. La terrible
sensación de ahogo, de asfixia. El esfuerzo desesperado por alcanzar de alguna
forma la superficie. No sabía nadar. Los pulmones a punto de estallar. De
repente el irresistible deseo de una última bocanada y de pronto toda aquella
agua amarga y fría llenándole la boca y los pulmones. Algunos pataleos salvajes
y algunos destellos, luces sobre sus desorbitados ojos, un último temblor que
recorre todo su cuerpo y de pronto la nada, la inmovilidad y la oscuridad
total. La no existencia. Y de repente sin esperarlo, como si despertara de un
extraño sueño, aquellos ojos que deberían estar muertos comienzan a percibir
una leve y tenue claridad que se percibe en la distancia. Su cuerpo como invadido
por una profunda borrachera y por una sensación de vértigo y mareo inimaginable.
La claridad que poco a poco comienza a tomar cuerpo a hacerse más y más
cercana. Y de repente, aquello como un salto, como un estallido hacia la luz.
Hacia el mundo, algún mundo. Hacia otra vida.
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Al
principio aquello parecía como despertase de un mal sueño, de una pesadilla
producto una noche de excesos y de alcohol. Siempre despertándose en lugares
extraños, rodeados de otras personas a las que aunque no conocía parecían
tratarlo como si siempre hubiera pertenecido a ese nuevo lugar de su llegada.
Siempre inclusive con el paso del tiempo ese primer instante de su nuevo
despertar lo agobiaba con momentos iniciales de gran confusión y desesperación.
Después con el paso del tiempo comenzó de alguna manera a acostumbrarse a todo
aquel proceso.
Había
tardado mucho tiempo hasta empezar a obtener algunas de las respuestas que
realmente nadie había sabido aclararle. Tenía paciencia, sabía que tarde o
temprano encontraría en algún lugar la verdad. Y así había sido hasta ahora.
Tenía todo el tiempo que quisiera para buscar.
Con el
correr de los años y de sus inexplicables renacimientos o despertares, supo que
de alguna forma era único. Aquel trágico accidente desde aquel remoto pasado,
hacía ya muchos siglos atrás. Aquel descabellado hecho completamente alejado de
toda razón lo hizo comprender de alguna manera que gozaba de alguna especie de
desconocido don, que había sido favorecido con un inesperado y asombroso
regalo, totalmente milagroso y aterrador a la vez. Por alguna razón que no
llegaba completamente a entender y que quizás nunca pudiera hacerlo, había
descubierto que la muerte no representaba temor ni pesar para él. El, aquel
humilde cazador de los albores de la humanidad, tenía la habilidad para hablar
en cualquier idioma, y poseía la capacidad de poder aprender casi cualquier
cosa de una manera extraordinariamente rápido y sin esfuerzo, pero sobre todo
aquellos dones o habilidades, destacaba uno que lo hacía completamente
especial, único y diferente a todos los demás, de alguna extraña manera podía
decirse que él era inmortal. Pero
aquella inmortalidad era a su vez extraña y compleja. Sabía cómo pudo comprobar
a través de sus sucesivas muertes, o vidas soñadas como al principio había
comenzado a llamarlas, que si bien podía morir físicamente en un momento y
tiempo preciso, esta muerte y su sensación de temor y confusión momentánea,
como la sensación de haber sufrido un vivido y extraño sueño, y despertarse sin
saber exactamente donde estaba. Cuando despertaba, si realmente eso era lo que hacía,
se encontraba siempre en algún nuevo y desconocido lugar, otra dimensión, otro
tiempo, como más tarde supo comprobar y aceptar que aquello aunque lo pareciera
no era sueño sino que realmente había sufrido una muerte y había vuelto a
renacer en cualquier otro sitio y tiempo aparentemente al azar.
Su cuerpo
en cada renacer no mostraba signos de daños, enfermedades ni de cualquier tipo
de heridas. Parecía tener siempre una extraordinaria vitalidad física y
aparentemente siempre tenía la misma edad de cuando murió aquella primera vez
ahogado en aquel extinto pantano Europeo, aproximadamente entre 28 a 30 años.
De manera extraordinaria podía recordar todo lo sucedido en sus anteriores
existencias, y con cada una de ellas iba acumulando toda una multitud de útiles
conocimientos lo que lo colocaba siempre en ventaja por sobre todos los demás
permitiéndole desarrollar fortuna y poder cada vez que lo consideraba
necesario.
Comprendió,
aunque no podía explicarlo, que la muerte para él representaba algo así como
una especie de boleto de viaje hacia cualquier lugar, y como pudo averiguar más
tarde, donde no tenía la mayor importancia ni el tiempo ni el lugar de su
llegada, aparentemente el azar o la casualidad era el supremo gobernante de la
elección de cada nuevo destino.
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Aquel
primer renacer fue algo totalmente inesperado y nuevo. Cuando despertó se
encontraba tendido sobre un verde y solitario prado. Los tibios rayos del sol en
lo que parecía ser un hermoso mediodía le produjeron una agradable sensación,
completamente diferente de su último recuerdo, en el que se hundía en aquellas
aguas oscuras y frías. Al incorporarse se dio cuenta que estaba vestido con
ropas diferentes a las que llevaba en el momento del accidente. Se estiro lo
más que pudo, sentía todos los músculos adormecidos, y levantándose dirigió sus
pasos hacia unas columnas de humo que se divisaban más allá de unas cercanas
colinas. El aire era suave y tibio, y delicados aromas florales y nuevos para él,
le indicaron que se encontraba de alguna manera desconocida en un lugar nuevo.
Por un momento creyó había llegado a ese lugar del que hablaban los chamanes a
donde van a vivir los muertos. Reponiéndose al desconcierto inicial, descubrió
un perfectamente trazado y bien
conservado camino de piedra, decidió caminar siguiendo la ruta que
aparentemente conducía hacia más allá de la colinas hasta que al cabo de un
rato llego a una aldea mucho más grande y populosa que aquella donde el había
vivido junto a su clan. La sola visión de aquello lo maravillo. Grandes casas
de piedra grises y amarillas y una roja argamasa se agrupaban de manera
ordenada por todas partes. Enormes columnas bellamente decoradas que soportaban
amplios techos de bellas maderas oscuras. Aquellas casa eran muy diferentes a
las sencillas casas de adobe y cañas donde el había vivido. A ambos lados de
las calles se las casas se ordenaban en hileras de acuerdo a sus dimensiones,
observando que además de las casas de una o dos plantas había algunas que
compartían espacios con algunas grandes edificaciones de muchos pisos de
altura. La gente con la que se iba encontrando mientras miraba curioso y
asombrado todo aquello, lo saludaba con gran emoción y lo llamaba siempre
repitiendo la misma palabra Yharel, y que más tarde descubrió era su nombre en
aquel lugar. Esto solo le causo más curiosidad, ya que anteriormente nunca
nadie le había dado un nombre en su clan, nadie se había referido a él con una
palabra personal, siempre había sido con un genérico o con un apodo como en su
caso “hombre de lluvia” cuando se referían a él aunque verdaderamente nunca había
entendido el porqué de aquel apodo.
Con el
paso del tiempo descubrió que allí en ese lugar, era alguna especie de líder,
de héroe para los habitantes de aquella enorme aldea. Descubrió incluso que ya tenía
una familia, mujer y dos hijos, y aunque todo eso le resultaba bastante extraño,
tanto aquella nueva familia como todos los habitantes del pueblo lo trataban de
una forma como si lo llevaran conociendo durante toda una vida, como si él
siempre hubiera vivido allí.
Así fue
pasando el tiempo y con el transcurso de los años se dio cuenta que su cuerpo
no sufría cambios como le ocurrían a todos los demás que vivían allí. Uno a uno
sus amigos, sus seres queridos, fueron haciéndose viejos y muriendo. Fue al
sucederse la muerte de su esposa que comenzaron los rumores entre la gente y la
sospecha de que algo raro y diferente le ocurría a él. Los rumores fueron haciéndose
cada vez más grandes y molestos, hasta que un buen día el pueblo temeroso se había
puesto en contra de él. Un gran grupo de personas venidas de todos los
alrededores de la aldea lo saco de su casa a golpes y empujones, capturándolo y
fue llevado entre gritos e insultos hasta la plaza pública la que para ese
entonces se hallaba repleta de grandes bloques de piedras y gruesas vigas de
madera apoyadas por todas partes debido a las obras preliminares para
construcción de un gran templo, de una de las más grandes catedrales dedicadas
a la fe cristiana. Allí lo amarraron a uno de aquellos grandes postes que servía
como base para uno de los enormes cabestrantes, donde un tribunal popular en
medio de un confuso proceso fue acusado de brujería y condenado por ello. De
nada valieron sus quejas y alegatos, nadie lo quiso oír, le tenían miedo por
ser diferente. Allí en medio de esa gran multitud la plebe empezó a agrupar
sobre la base del madero donde estaba amarrado grandes cantidades de ramas y
trozos de madera, y así sin mayor dilación y haciendo oídos sordos a sus
suplicas, fue quemado vivo y sin compasión delante de la vista de la inmensa
cantidad de personas que se había congregado allí.
Descubrió
que el calor y el horror del fuego no
significaban nada para él, aunque veía como las llamas consumían sus ropas e
iban devorando y retorciendo su cuerpo, convirtiéndolo en un negro muñeco
chamuscado mero recuerdo de lo que había sido minutos antes un hombre, el no
sentía dolor alguno, solo aquella extraña sensación de vértigo o mareo, y la
sensación de una profunda pena y dolor en su alma por todas aquellas personas temerosas y a las que ha muchas de ellas en algún
momento había llegado a querer.
Así, en
medio de una fuerte y sofocante columna de humo negro y olor desagradable, fue
cayendo en un profundo sopor, como si al final aquello fuera realmente un sueño
y volviera a quedarse dormido después de haberse sobresaltado por alguna
aterradora pesadilla, al cabo de unos pocos segundos había caído en un profundo
y placentero sueño. Y definitivamente, durante aquel proceso horrible de
inhumano sufrimiento, no había ninguna clase de dolor solo aquella pequeña
molestia o vértigo. Cerro los ojos segundos antes que las llamas abrasaran la
carne de su cara y sus cabellos, y de pronto una completa y sorda oscuridad lo invadió
todo.
El fuego
comenzaba a invadir lo alrededores de la plaza y justo pudo ser apagado después
de haberse expandido consumiendo varias manzanas de aquellas edificaciones de
piedras y maderas, al final con el apoyo de algunos nobles que invirtieron sus
mejores recursos en ello, consiguió ser apagado no sin antes haber causado una
verdadera catástrofe en aquella enorme aldea, acabando con una enorme extensión
de la misma así como las obras de aquella futura catedral, los restos de
aquella desolación junto con la enorme y caliente nube de grises cenizas, llegaron
hasta las orillas del rio Sena e inclusive hasta las mismas puertas de París.
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Se tuvo
que incorporar rápidamente. El vehículo pasó a solo centímetros de donde había aparecido
tumbado sobre esa pulida superficie. La velocidad a la que se desplazaba
aquella maquina era realmente fabulosa. ¿A cuánto iría aquello?, no lo sabía,
nunca había visto nada igual. Era como una caja pulida negra y ahusada que corría
como flotando a algunos centímetros de altura sobre aquel liso sendero en el
suelo y que corría sin emitir ninguna clase de sonido a la misma velocidad del
rayo. Observo que los había de diferentes colores, aunque en su gran mayoría
predominaban los de color negro. Después de observarlos por un buen rato se dio
cuenta que al parecer todos se dirigían en su fugaz carrera hacia algún punto
situado más allá del horizonte, donde podía percibir un lejano resplandor
azulado.
Se dio
cuenta de que había aparecido en alguna especie de camino o calzada para esos
vehículos, un camino extraordinariamente largo y grande por donde podían transitar
a la vez varias de esas rápidas maquinas. Corrió hacia el extremo del camino
que considero se encontraba más cerca, estaría quizás a unos 12 metros o algo así
del borde. Estaba oscuro, era de noche, aunque en el cielo no podía ver señal
de estrella alguna brillaba una gran luna de un pálido color dorado. Necesitaba
llegar a la orilla de aquel camino y atravesar esa pequeña pared que parecía
separar el sendero del resto terreno circundante, sería la única manera de
ponerse a salvo del paso de esos vehículos. Extrañamente la luna, llena
completamente, no aportaba mucha claridad a la noche por lo que no podía ver lo
que había más allá de ese pequeño muro, pero intuía podría estar a salvo.
Se puso
rápidamente de pie y aprovechando un instante en que los vehículos en su fugaz
carrera parecían haber dejado de aparecer, emprendió una rápida carrera hacia
el borde. De pronto y sin ninguna advertencia previa, fue iluminado por una
potente luz azulada, y se dio cuenta que la luz que salía de uno de esos
vehículos se dirigía directamente hacia donde se encontraba. Mientras seguía
corriendo se percató que el vehículo de pronto había detenido su marcha, y le pareció
distinguir medio deslumbrado por la potente luz que aparentemente habían dos
figuras oscuras que salieron de él y lo contemplaban desde la distancia, como
buen cazador imagino que estarían observando su comportamiento y sopesando sus
acciones. De improviso, entraron dentro de aquel largo objeto negro y en medio
de un sonido atronador este emprendió la carrera acelerando a una inimaginable
velocidad. Estaba asustado, aquello se dirigía velozmente hacia donde él se
encontraba, no cabía duda, le exigió más a sus piernas y a sus pulmones a que
hicieran un mayor esfuerzo, esa cosa venía a por él. Estaba claro, no sabía
porque pero aquel vehículo iba a arrollarlo, quizás en ese lugar esas cosas
eran los cazadores y el su presa. Desesperado le imprimió más velocidad a sus
pasos. Estaba empapado en sudor, jadeaba por el esfuerzo y estaba asustado, muy
asustado.
Miro
hacia atrás y vio que estaban muy cerca ya pero cuando volvió a mirar hacia
adelante comprobó esperanzado que el muro parecía estar aún más cerca, si tan
solo pudiera llegar, tan solo un par de metros y….
Fue
inútil. Cuando faltaban escasos metros para llegar a la seguridad de aquella
pequeña pared, tan solo unos cuantos pasos más, aquel objeto al que precedía
ese cegadora luz azulada lo alcanzo violentamente.
El
impacto fue tan tremendo, debido a la alta velocidad que llevaba el vehículo,
que su cuerpo fue desmembrado y murió casi instantáneamente siendo arrojado a
decenas de metros por sobre aquella pequeña pared, cayendo sobre unas extrañas
hierbas de color café que aparentemente parecían cubrirlo todo más allá del
camino.
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Yharel de
pronto se sintió mojado y que le faltaba el aire, miro hacia todas direcciones
y se dio cuenta que estaba dentro del agua, agua salada por su sabor, y luchaba
por llegar hasta la iluminada superficie.
Justo
cuando estaba a punto de ahogarse pudo llegar a la superficie y abrió la boca
repetidas veces para respirar y llenar sus pulmones de aire. Pero había algo
mal allí, el aire olía diferente, un repulsivo aroma a azufre y huevos podridos lo inundaba todo, irritando sus fosas
nasales y su garganta en cada respiración, y por más que tomaba grandes cantidades de este viciado aire, el mismo llegaba completamente a satisfacer las necesidades de su cuerpo.
Vio que
estaba cerca de la orilla y nado hacia allá. El cielo era de un azul muy pálido
y estaba cubierto por algunas enormes nubes de extraños colores entre los que
destacaban el ocre, el marrón y los tonos rojizos. Un sol amarillo, luminoso y cálido
destacaba por sobre el horizonte, creando un extraordinario juego de luces y
sombras de extrañas tonalidades a sus paso por las nubes. Hacia bastante calor
fuera del agua. El agua estaba muy caliente, y a medida que se acercaba a la
orilla pudo comprobar que estaba también bastante turbia. Con esfuerzo llego
hasta donde pudo hacer pie sobre un fondo arenoso y cubierto por lo que parecía
un manto de algas de color verde oscuro que parecían sobrepasar la orillas y
recorrer algunos metros internándose tierra adentro. Arrastrándose y jadeando
pudo salir del agua y tenderse boca arriba sobre aquella mullida orilla vegetal.
Estaba jadeando, se sentía mareado y tenía muy irritadas las vías respiratorias
y comenzaban a escocerle también los ojos. Al cabo de unos instantes hizo un
esfuerzo y se levantó y miro a todo alrededor tratando de averiguar donde se
encontraba. Tuvo suerte, ya que había aparecido sobre un mar somero y calmo y a
corta distancia de la orilla, las pocas olas que llegaban a la orilla mecían
suavemente aquellas frondas de algas lustrosas y duras. Camino hacia tierra y
pudo ver que algunos kilómetros más allá se alzaba una enorme montaña de la que
salía de manera continua una enorme y espesa columna de humo oscuro y ceniza
que parecían elevarse hasta donde se encontraban las mismas nubes.
Aparte de
las resbalosas algas, piedras y algunos guijarros arrojados por el mar, no pudo
encontrar señales de vida por los alrededores. Decidió adentrarse tierra
adentro hasta donde acababa la superficie ocupada por las algas y mirar que había
más allá. Noto que la tierra temblaba y en algunas zonas aparecían grietas cada
vez que aquella montaña que vomitaba humo, retumbaba y se sacudía en medio de
fuertes truenos escupiendo fuego y piedras a una distancia considerable.
Le
pareció ver una sucesión de lagos y oquedades de las que se desprendían vapores
de nubes blancas y de vez en cuando parecían surgir algunas columnas de agua
que alcanzaban algunos metros de altura, así que se dirigió hacia allí,
observando que el manto de alga le había cedido el lugar a alguna especie de
musgo de tonos ocres y amarillos que parecía crecer por todas partes. También
descubrió sobre la tierra y arena que no estaba cubierta de aquella escasa
vegetación, surcos y líneas con marcas, como si hubieran sido hechas por el
paso de algún tipo de animal. Cerca de la orilla de uno de esos burbujeantes
lagos pudo ver un extraño y pequeño animal acorazado que se arrastraba sobre el
manto de piedras para esconderse debajo la protección que le ofrecían algunas
salientes rocosas cubiertas de aquel musgo. Estaba fatigado y casi no podía
respirar, pero pudo más la curiosidad e hizo el esfuerzo en dirigirse hasta
donde había visto a aquel animal. A medida que llegaba , el crepita de un
sonido de cosas arrastrándose cerca de él le hizo voltearse y descubrió un
tropel de aquella criaturas avanzando a unos metros más allá de él, cientos de
aquellas pequeñas criaturas acorazadas y de múltiples patas en cada extremos de
su rechoncho cuerpo de delicadas y hermosas tonalidades turquesas, violetas y
rojas.
Los
contemplo mientras avanzaban lentamente hasta desaparecer cerca de algunas
húmedas grietas en el terreno. De pronto sin aviso la tierra sufrió otra fuerte
sacudida cayendo al piso, el terreno delante de él se abrió en una profunda
grieta de varios metros de profundidad. La montaña había entrado en violenta actividad
sacudiendo el conjunto del paisaje a todo alrededor, inundándolo todo de
oscuras cenizas, humeantes guijarros
calientes y un olor toxico y nauseabundo que le hacía muy difícil el poder
respirar. Estaba terriblemente exhausto y cansado por lo que decidió sentarse a
ver si podía conseguir respirar mejor y coger algunas fuerzas para seguir la
marcha. Sentado mientras se esforzaba por respirar se dio cuenta que más allá
de donde esta aquella montaña de fuego, se podían observar a la distancia una
enorme cantidad de penachos de aquel humo oscuro y lenguas de fuego que salían
de una gran multitud de cerros dispuestos al azar y que parecía extenderse
hasta el horizonte mismo.
No sabía qué
hacer, se sentía muy cansado, sin fuerzas para poder pararse y menos aún para
seguir avanzado. Esforzó la mirada oteando otra vez todos los alrededores y le pareció
ver a lo lejos sobre la orilla de uno de aquellos humeantes lagos una especie
de figura borrosa, distorsionada por los vapores y por efecto del calor de las
aguas, que destacaba en altura sobre las piedras situadas al borde de la
burbujeante superficie. Fue una visión muy fugaz, duro tan solo unos segundos,
en los que había creído ver a aquella especie de sombra borrosa, de irrefutable
apariencia humana, pararse sobre el borde y saltar de improviso sobre aquellas
turbias y calientes aguas. ¿Otro hombre allí en ese desolador paisaje?
Aquella visión duro escasos segundos, y eso, lo que hubiera sido, desapareció
entre las nubes de vapor y delgadas columnas de hirvientes aguas. Quizás
no había sido nada en realidad y había sufrido una simple alucinación, no lo
sabía, pero pensando que quizás pudiera encontrar alguna ayuda más allá,
decidió hacer un último esfuerzo y tratar de llegar hasta donde había visto
aquello, pero la verdad ya casi no podía ni respirar y todo el cuerpo le ardía
horriblemente.
Apenas consiguió
dar algunos pasos cuando la montaña volvía a retumbar aterradoramente, tuvo que
arrodillarse para no caer, con un terrible estallido aquella boca del infierno
arrojo toneladas de guijarros y grandes piedras por todas partes. Apenas vio
aquello trato de ponerse a salvo, trataría de llegar hasta unas grandes piedras
que se encontraban a unos metros de él. Sintió un fuerte impacto en la frente
que le hizo caer, adolorido volvió a pararse y se tocó la frente ahora cubierta
de sangre, una de aquellas rocas al rojo vivo, una pequeña, le había dado de
lleno en la cabeza. Aturdido trato de seguir la marcha como pudo arrastrándose
sobre el manto de líquenes. Miro hacia abajo y vio como una oscura y
amenazadora sombra aumentaba de tamaño sobre él, miro hacia arriba y descubrió
aterrado como un enorme y humeante bloque de piedra ardiendo le caía encima
aplastándole en ese preciso instante.
Yharel
aprendió que también, a veces, al renacer podían existir también algunos
peligros desconocidos a los cuales no podía hacerles frente.
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Así fue
transcurriendo su existencia, vivida a través de sucesivas vidas, todas ellas
misteriosas hebras de aquella gran madeja de la que estaba hecha su rara
inmortalidad. Grandes periodos de paz y descubrimientos, seguidos por otros
peligrosos llenos de actos de violencia y guerra. Comprendió que debía de
alguna forma poner al servicio de otros –los mortales- toda aquella serie de
conocimientos atesorados a través de ese interminable ciclo de vida y de
muerte. Siempre hallaba la forma de encausar el bien, en pos del beneficio de las
sociedades que siempre le daban cobijo y a las que por ¿azar? le tocaba
compartir sus destinos.
Pasado el
tiempo y una vez superados los traumas y asombros iniciales, y sopesados todos
los posibles riesgos implícitos en cada nuevo renacer, con la confianza y la
costumbre que iba otorgando la experiencia de aquellas nuevas vidas, empezó a
encontrarle el gusto a aquello.
Empezó a
creer que era único en el mundo, que el mismo constituía una casualidad, un
fenómeno de la naturaleza. Hasta ahora no había conseguido tener noticias de la
existencia de alguien como él, y todos los posibles casos en los que tenía las
sospechas de haber encontrado a alguien que pudiera compartir sus dones, habían
resultado negativos, todos falsas alarmas. A través del tiempo, y de las
variadas dimensiones que había visitado, en ninguno de los fantásticos lugares
donde había estado nunca pudo encontrar a nadie como él.
Elaboro
variadas teorías que se paseaban entre lo místico, lo filosófico y lo
científico, sin encontrar entre todas ellas nada que le proporcionara siquiera
una pequeña satisfacción y arrojara un rayo de luz y entendimiento sobre su
misteriosa existencia. Aunque a veces pensaba que tal vez no la había, que
quizás no encontraría nunca alguna explicación. El paso de innumerables siglos
había curtido su alma inmortal otorgándole el don de poseer una infinita
paciencia y esperanza, la que manifestaba en todos sus actos y procederes, ya
que había comprendido que pare todo era solo cuestión de tiempo y al final todo
podría ser alcanzado, todo podría ser realizado, además a través de estos
sucesivos ciclo de vida y muerte había conocido a un gran número de fascinantes
personajes, de los que aprendió y compartió ideas, sabiduría, esperanzas y mil maneras
diferentes de afrontar las distintas y complejas situaciones que la vida misma interponía
en su camino, y comprendió con todo aquel bagaje de conocimientos, que todas
las cosas, todos los hechos y situaciones, acciones y reacciones, formaban
parte de algo mayor e importante, todo eso lo constituye la verdadera esencia
de lo que es la razón, el inicio del que se origina todo, el medio por el que
todo transcurre y el final en el que todo concluye.
Quizás el
tuviera un importante papel en todo aquello, en el misterioso devenir de todas
las cosas, en el desconocido plan insondable universo. Debido a esta razón
consagro su inmortal existencia a la consecución de la secreta armonía del
cosmos allí donde el estuviera. Sospecho que de alguna manera el representara
el bien hecho cuerpo, sustancia y consciencia adoptando la forma de un ser
humano. Pero también y al final supo discernir que así como que no hay luz sin
sombra, ni frió sin calor, quizás faltaba en todo aquel plan algo oscuro, un
némesis aterrador y despiadado que fuera la antítesis de todo aquello que él
representaba. Pronto descubriría que en ese misterioso plan del universo, no
estaba solo. Y así como el creía representar a la luz y al bien, comprendió que
también existiría lo contrario a su existencia misma, la oscuridad, el terror,
el mal. Y como él, este también tendría cuerpo y sustancia y algo que malamente
podría ser llamado consciencia. La respuesta era más sencilla de lo que
esperaba, así lo había visto por todas partes, no podía existir el bien sin el
mal, la piedad sin inmisericordia, la más deslumbrante luz sin la más terrible
y negra oscuridad. Y allí en esa extraña oscuridad que antecedía a la luz en
cada uno de sus renaceres, descubrió un día a la maldad hecha carne, hecha
hombre. Así un día sin esperarlo se encontró cara a cara con la muerte misma,
ese día conoció a Lorna, su más despreciable enemigo.
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Despertó
en medio de una gran confusión.
Afuera se
oían gritos, golpes, pasos en veloz carrera, como si todo el mundo tuviera
prisa y se atropellara mutuamente. Al parecer se encontraba dentro de alguna
gran habitación o más bien alguna especie de bodega de carga. Debía de
encontrarse esta vez en alguna clase de vehículo de enormes dimensiones al
considerar el tamaño de aquella estancia. Alguna clase de barco o algo similar-
pensó, juzgando por las metálicas paredes de aquel recinto y unas grandes
claraboyas de grueso cristal desde la que podía distinguir algo redondo, muy
parecido a una enorme y plateada luna, aunque muchísimo más grande que esta y
rodeada de una completa y vasta oscuridad. De pronto se abrió una puerta en la
que no había reparado antes y una brusca claridad iluminó su ser dándose cuenta
que estaba vestido con alguna especie de traje de combate o armadura muy fuerte
o armadura muy liviana. Una figura, mera sombra por el caprichoso efecto que la
las luces de aquel lugar ejercían sobre ella, entro y tomándolo de un brazo lo
incorporo y mientras le hablaba a gritos lo saco de aquel lugar.
-Caramba
me tenías preocupado, hace más de 15 minutos que te envié a la armería por el
conmutador de plasma y no regresabas. Pensábamos que te habías acobardado de
pronto, ya sabes en estos momentos puede pasar de todo, y como tu veras me
enviaron a buscarte- dijo el hombre mientras caminaban entre aquella multitud
que iba de un lado a otro, al parecer sin destino fijo a lo largo de aquellos
largos e iluminados pasillos metálicos.
-Supongo
que me resbale y me golpee quedando algo aturdido, por eso no pude acudir antes
– le dijo Yharel, y realmente le estaba diciendo la verdad ya que aún estaba
mareado por el efecto de un nuevo renacer, a la par que trataba de soltarse de
aquella mano que lo tenía cogido fuertemente del antebrazo.
-Disculpa
no quise hacerte daño – dijo el otro mientras lo soltaba, estamos todos un poco
nerviosos, ya ves, pero puedo ver que lo encontraste- exclamo mientras señalaba
el extraño aparato que Yharel portaba, - menos mal, ahora podremos reparar el
cañón de fusión y demostrarle a esa estúpida gente de Regula 5 quien es el
emperador Lorna y por qué le dicen el destructor de mundos.- dijo aquel hombre
mientras remataba sus palabras con el estruendoso remedo de una risa.
Aquellas
palabras inundaron de un raro escalofrió al corazón de Yharel, había algo que
no podía explicar en aquel ambiente, una extraña sensación u olor que flotaba
en el aire que incrementaba poco a poco su estado de ansiedad. Cuando llegaron
al final del pasillo una gran sala los esperaba. Al frente de la misma unos enormes
ventanales permitían contemplar aquella especie de gran luna, y la que al mirar
con más detalle vio que realmente no era una luna, sino otra clase de objeto
celeste, pudo distinguir el contorno de plateadas nubes y lo que parecían ser
continentes donde se destacaban el reflejo de millones de pequeñas luces
titilantes y más allá de los contornos de aquellas tierras y rodeándolas a
todas, se podía apreciar una inmensa
masa de un pálido azul turquesa, por lo que supuso que serían los mares
y océanos de aquel mundo desconocido para él. Sobre una enorme pantalla
destacaba la figura de aquella esfera planetaria centrada por unas luminosas
líneas concéntricas que se iban desplazando lentamente hasta quedar alineadas
con el centro de la figura, trago saliva por un momento pensó que aquello no
podía significar nada bueno.
Rodeado
por un enorme grupo de personas, todas vestidas de forma muy similar a él,
ocupadas aparentemente manipulando algunos extraños objetos a lo largo de los
numerosos equipos y monitores que ocupaban parte de aquella gran sala. Aquello
al parecer era el cuarto de control de aquella nave, una nave que imagino por
las cosas que había visto, debía encontrarse suspendida de alguna forma sobre
la negra y silenciosa inmensidad del espacio. Aquello no era un gran barco como
pensó originalmente, sino algo más superior, algo que nunca había visto antes,
algún tipo de enorme maquina voladora, una nave de guerra, enorme y
amenazadora, algo muy superior a lo que había visto en alguno de sus múltiples
despertares y de una potencia destructora inimaginable situada en órbita de
aquel misterioso planeta.
-Rápido
cambia la pieza, no se puede demorar más el disparo – le dijo uno de aquellos
hombres mientras le indicaba con la mano una especie de aparato que remataba
una extravagante y enorme sucesión de tubos dorados, que desde el centro de
aquella sala se extendía hacia el exterior, inclusive por lo que podía ver, más
allá de los ventanales mismos apuntando directamente hacia el solitario
planeta, -eh pero recuerda ajustarlo en la frecuencia correcta, no queremos
volar nosotros también cuando se produzca el disparo, recuerda: G352.178, G352.178 - le repitió el hombre hasta cerciorarse que me había quedado con las
cifras.
-No te
preocupes lo he hecho ya muchas veces sin problemas- le dijo inconscientemente
para darle ánimos y que lo dejara en paz.
Se dirigió
al sitio, abrió un compartimiento y como si toda la vida hubiera hecho aquello,
tomo una pieza que era similar a la que portaba en la mano y la sustituyo con
la que traía. Al hacer esto dudo y sintió ser recorrido en todo su cuerpo por
una extraña sensación, como si pudiera sentir el lamento de preocupación y el
llanto de dolor de millones de personas. Tecleo el código de la frecuencia
sobre un pequeño teclado, miro a su alrededor a ver si había sido visto
mientras hacía aquello, por unos segundos se quedó fijamente pensativo y tuvo
una idea, volvió a teclear un código, repitió la acción hasta asegurarse de que
lo había hecho bien. Cerro el compartimiento e incorporándose miro
nerviosamente alrededor suyo, se secó gruesas gotas de sudor que resbalaban de
su frente, y nerviosos se dirigió atrás integrándose a un grupo de personas que
se encontraba al fondo de aquella sala.
Sin que
se diera cuenta, una de aquellas personas la que destacaba por sobre los demás,
por su colorido uniforme y amenazadora figura, tenia que el líder de aquellos
hombres, se bajó de aquella especie de trono situado a mediana altura al fondo
de la sala y desde donde podía contemplarlo todo con su penetrante mirada. Así
sin hacer ruido, fue caminando silenciosamente entre aquella multitud que se
apartaba de él cediéndole el paso y reclinando la cabeza en servil muestra de
servidumbre y temor. Aquel hombre tenía una dureza de gestos sin igual y sus
pequeños ojos negros y almendrados eran capaces de mirar de una manera tan
intensa, tan incómoda, que le helaba la sangre a aquel a quien iba dirigida
esta, se podía decir que era la maldad misma hecha carne humana. Se acercó a él,
sin decirle nada, oteando el aire a su alrededor como si tratara de descubrir
algún aroma oculto en el aire. De pronto se paró al lado de donde estaba
Yharel, y mirándolo con aquellos oscuros ojos le esbozo una siniestra sonrisa.
-Al fin
llegaste- dijo, mientras y sin quitarle la mirada de encima, le hizo señas a
varios de los que estaban cerca para que agarraran a Yharel y lo llevaran a su
presencia. El volvió hasta la enorme silla había estado y volvió a sentarse.
Los hombres lo pusieron delante de él y lo obligaron a ponerse de rodillas en
su presencia. – Sabia que eras real y que algún día te conocería, solo era
cuestión de tiempo, y de eso tú también creo que sabes un poco- le dijo
mientras mirándolo le dirigió la leve mueca de una rara sonrisa y murmurando
solo para sí. – Muy bien casi hermano, al final resulta que los hombres sabios
tenían razón después de todo y eras real, pero sabes- le dijo, - llevo siglos
preparándome para este encuentro, he estado esperándote pacientemente hasta que
el destino juntaras los hilos de nuestras vidas en el mismo lugar, en el mismo
momento y no podías haber llegado en mejor hora, ahora sabrás quien es Lorna –
dijo y volteando súbitamente le grito a uno de los hombres que estaban
inclinado sobre algunos controles delante de una de aquellos enormes monitores,
aparentemente el control de aquella gigantesca arma y le ordeno: -Si tienes el
blanco centrado dispara-, -¿Lo tienes?- volvió
a preguntarle, a lo que el hombre nerviosamente contesto – si emperador, lo
tenemos-, entonces dispara y démosle a la gente de Regula 5 la misericordia que
se merecen, que los demás mundos contemplen lo que sucede cuando se desobedecen
mis mandatos, para que nadie se olvide que yo soy Lorna, el destructor.- dijo
seria y marcialmente mientras hacia una seña con su mano.
El
artillero nervioso oprimió un botón y bajo una pequeña palanca. Acto seguido
una sorda vibración, un rumor que crecía segundo a segundo fue llenando toda la
instancia. La gente miraba ansiosa y en silencio, como un enorme rayo amarillo
salía a increíble velocidad atravesando el espacio e impactando de lleno sobre
la esfera de aquel mundo. Lorna me tomo del cuello y me hizo mirar a la fuerza
la abominable escena, el rayo a su paso a través de la atmósfera del planeta
iba evaporando nubes y todo lo que se interponía en su camino, creando un
resplandor de luz amarilla cada vez más vivo y cegador.
De pronto
el armero comenzó a mirar extrañado los números que iban apareciendo en la
pantalla, la vibración que parecía venir de todas partes empezó a volverse
molesta y sala empezó a verse sacudida por una oleada de incesantes y terribles
temblores. Por todos lados las gruesas paredes metálicas parecían doblarse y
arrugarse comenzando a aparecer pequeñas grietas en algunas de ellas. El hombre
ahora sí que estaba realmente nervioso, volteo hasta donde estaba Lorna y grito
asustado que algo había pasado, el cañón se había descompuesto, la frecuencia
había pasado el umbral de seguridad y ahora estaba en total descontrol. Un
cegador destello de luz amarilla empezó también a salir de la boca de la enorme
arma, creciendo y volatilizándolo todo a su paso. Afuera en el espacio el
planeta era ahora una gigantesca bola de fuego y de una cegadora luz amarilla.
Adentro en la nave todo era un caos, la gente corría sin saber a dónde ir y se
atropellaban mutuamente. Lorna agarro del cuello a Yharel y empezó a
estrangularlo. – Maldito, esto debe ser culpa tuya- le gritaba mientras ambos caían
al suelo producto de los temblores que comenzaban a resquebrajar la integridad
de la nave.
Ahora los
dos rodando por el suelo y sin soltarse mutuamente se enfrascaron en una
violenta pelea golpeándose ambos con todas sus fuerzas. De pronto Lorna levanto
la mano para descargar toda la potencia de su puño sobre la ensangrentada cara
de Yharel pero una mirada a la gigantesca bola amarilla que se lo estaba
comiendo todo a su paso, aquello le hizo desistir, ya no había más tiempo,
y agarrándolo por el cuello le grito justo antes de que aquella cegadora
luz los volviera vapor y cenizas, -Te lo juro, volveré a encontrarte y entonces…..-
fue lo único que llego a decir.
No pudo
terminar la frase, la nave al igual que había ocurrido segundos antes con el
planeta explotó en una silenciosa explosión de luz barriendo con su estallido
una amplia zona del negro espacio.
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No le dio
tiempo de recuperarse del todo, rápidamente tuvo que rodar por el suelo para
evitar ser arrollado por un furioso tropel de achaparrados y fornidos caballos
conducidos por amenazadores guerreros de largas cabelleras negras blandiendo
curvadas y anchas espadas y gruesos
abrigos de lana. Pasaron raudos y veloces levantando trozos de suelo y hierba a
su paso.
Había
aparecido en medio de una batalla, sin saber que hacer corrió hasta donde había
un grupo de cadáveres y tomo una de aquellas pesadas y curvas espadas.- Miro en
todas direcciones, no sabía hacia dónde dirigirse pero tenía que buscar algún
sitio donde pudiera encontrarse a salvo. Distinguí una pequeña colina y corrió
hacia ella con el fin de esconderse entre los matorrales que poblaban su
base. No pudo llegar a ella, fue visto
por un grupo de arqueros que interrumpieron su carrera. Cayó al suelo herido con
sendas flechas atravesándole ambas piernas. Lo agarraron y se lo llevaron a
rastras hasta el campamento donde los generales y el líder de aquel ejército
contemplaban emocionados el transcurso de la batalla. Sentado en un amplia
silla sobre una tarima que lo elevaba del resto de la multitud de personas que
lo rodeaban, un hombre pequeño y robusto de fuertes facciones observaba
concentrado el devenir de tropas y jinetes, su más allegados, sus generales de
confianza permanecían sentados sobre toscos taburetes mirando como las tropas habían ocupado toda la planicie ocasionando un
impresionante número de bajas en el ejército rival que aparentemente se blandía
en retirada hacia los altos muros protectores que rodeaban aquella ciudad,
enorme y coronada de hermosos techos de tejas rojas y labradas vigas de madera
de tonos verdosos, y en donde destacaban una profusión de dragones dorados de
feroces caras y leonidas melenas. Verdadera cuna de la civilización y el
esplendor de una era. La ciudad prohibida
Lo
llevaron hasta la presencia de aquel hombre al que llamaban respetuosamente
Kan, Gran Kan, el cual le dedico una desdeñosa mirada y mirando a uno de sus
lugarteniente y le hizo señas para que al parecer se encargara el de mí.
El
individuo se bajó de mala gana del taburete donde estaba sentado y después de
escrutarme maliciosamente un buen rato con aquellos ojos negros y que semejaban
pequeñas almendras, esbozó una sonrisa, y acercándose a mí me dijo: -ya sé quién
eres, me acuerdo de ti, eres Yharel-, acto seguido ordeno a los hombres que me
sujetaban que me llevaran hasta dentro de una enorme carpa situada en el punto
más alto de la colina, y la que estaba resguardada por numerosos hombres
armados.
Esta vez
no te podrás escapar de mi- me dijo riéndose en una sádica carcajada.
Aquella
carpa resulto ser, la vivienda de aquel líder, el Gran Kan. Una gran yurta de
gruesas paredes y techo de mullidas lanas y el piso estaba completamente
cubierto de finas alfombras, todo el interior de aquellos aposentos estaba
repleto de tesoros, armas y delicados muebles.
Aquel
hombre era Lorna, su jurado enemigo y al que le había roto innumerables veces
sus inhumanos y despiadados planes de conquista a lo largo de muchas veces.
Lorna
ordeno lo tiraran al suelo y comenzó a propinarle sendas patadas donde tenía
clavadas las flechas. Poseído por una ira y rabia absoluta, ordeno a algunos de
los guerreros que allí estaban, que hicieran aun lado las alfombras y el trono
del Kan y comenzaran a hacer un hueco en el frió suelo. Pidió una cuerda y se
encargó personalmente de amarrarlo fuertemente, inmovilizándolo totalmente. –Te
puedo asegurar que esta vez no te vas a escapar, esta vez no podrás acabar con
mis planes- le dijo mientras tomando algunas flechas empezó a clavarlas con sus
propias manos sobre el cuerpo inmóvil de Yharel. Este hacia vanos esfuerzos por
desatarse gritando. A lo que su enemigo respondía con más golpes y una
desquiciada y macabra risa.
Lorna
ordeno a uno de los suyos le diera un cuchillo, y violentamente le abrió a la
fuerza la boca a Yharel y sin dudarlo le corto la lengua.
Los
hombres curtidos en mil batallas contemplaron la escena incapaces de decir nada
y presos del temor de que el ánimo de su jefe pudiera volverse contra alguno de
ellos. Uno de ellos se acercó hasta él y le dijo casi con un murmullo que el
hueco estaba listo.
Ordeno se
llevaran a Yharel y lo metieran en el agujero. Tomo algunos trapos y se los
metió dentro de la boca para que no gritara y acto seguido le cubrió la cabeza
con una manta.
-Este
será tu nuevo hogar- dijo, -aquí me asegurare te pases un buen tiempo y no me
molestes, le dijo mientras con sus propias manos empezó a arrojarle tierra
encima para enterrarlo. –Considéralo un verdadero honor, serás mi regalo para
el Gran Kan, se sentara todos los días sobre tu tumba hasta que mueras, ja ja
ja ja ja – dijo riendo mientras seguía colocando tierra encima de la cabeza de
Yharel.
Cuando termino, volvieron a colocar las
alfombras y el trono del Kan dejándolo todo como estaba. Antes de salir Lorna
volvió a mira adentro y le dedico una sonora y ultima carcajada, -púdrete- fue
lo último que le pudo decir.
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Como
siempre se despertó como de un raro sueño sufriendo todavía los efectos del
vértigo y la sensación de confusión propia de no saber el momento ni el lugar
donde había renacido. Se dio cuenta que estaba acostado sobre una mullida y
amplia cama y al lado de él dormía plácidamente una hermosa mujer morena y de
la larga y ondulada de hermosos cabellos negros. Un rápido vistazo a la luz que
entraba por la ventana le indico que recién comenzaba un nuevo día, el sol
tímidamente se comenzaba a mostrar sobre unas verdes y enormes montañas que
destacaban al fondo de una enorme y desarrollada urbe. Los primeros rayos del
sol comenzaron a colarse entre las cortinas y acompañándolos hizo su presencia
una tenue y cálida brisa. Pudo ver algunas botellas y copas tiradas por el piso
de la habitación testigos mudos de horas pasadas de disfrute y relax, pero como
siempre no podía recordar nada de esta anterior vida no vivida todavía.
Se
levantó consternado por no saber dónde se encontraba y dándose cuenta que
estaba desnudo, miro con más detalle a su alrededor y encontró sobre el suelo
ropa que imagino seria suya y de aquella mujer así como un mando remoto de Tv y
algunas revistas y un periodo abierto en las páginas centrales. Tomo el mando y
rebusco entre la ropa buscando algo para ponerse, encontró la Tv que descansaba
sobre un enorme mueble de madera oscura y lo encendió, buscando también algo de
beber en la habitación, tomo un trago del líquido que encontró en una botella,
whisky añejo o algo similar, y mientras iban apareciendo las imágenes sobre aquella
enorme y estrecha pantalla curva, cogió el periódico el periódico a fin de
obtener alguna información que pudiera indicarle el lugar donde se encontraba.
En la cabecera del periódico leyó el nombre del mismo y la fecha de publicación,
y pudo saber que se encontraba en Venezuela, y a más señas por la edición supo
que quizás estaba en la ciudad de Caracas, destacando a todo color y ocupando
ambas páginas centrales, una enorme foto donde mostrando -según se indicaba en
el pie de la foto-, la presencia del presidente del país, un tal Nicolas Maduro
cortando la cinta inaugural de una nueva planta nuclear para desarrollo militar, construida gracias al patrocinio
y tecnología punta aportada por Las Repúblicas de Rusia y de Irán. Indudablemente
una foto hecha para la ocasión y con denostado contenido político y
propagandístico. Sobre una gran tarima y presidiendo una enorme multitud
portando banderas y consignas, el presidente de turno rodeado de una enorme
grupo de acólitos y seguidores aparecía cortando la cinta, entre los aplausos
de lo que imagino serian representantes de las empresas y embajadas que habían
participado en el proyecto, y al fondo de todo podía distinguirse los contornos
de una enorme edificación de color blanco. Cerró el periódico y volvió a
arrojarlo al piso, pero de pronto consternado volvió a recogerlo y fue pasando
apresurado las páginas hasta volver a tener entre sus manos aquella foto y el
reportaje, algo le había llamado poderosamente la atención. Miro con más
detalle la foto y abrió los ojos asombrado, lo había encontrado. Allí estaba, entre la comitiva que rodeaba al personaje y
según destacaba en el texto, -miembros de la casa militar y algunos ministros-,
aquella vieja y odiosa cara que le era imposible de olvidar; allí como uno de los militares de más alto rango, vistiendo
uniforme de color verde olivo y repleto de medallas y condecoraciones, estaba el miserable de Lorna, su mortal enemigo. Podría reconocer hasta con los
ojos cerrados aquella mezquina sonrisa y la penetrante mirada de asesino que
reflejaban sus pequeños y almendrados ojos negros. Otra vez el insondable
destino movía los hilos del cosmos aunque estaba vez parecía obrar en su favor.
Esta vez había tenido suerte, mucha suerte, lo había podido encontrar primero.
Ahora que ya sabía dónde podía encontrarlo, tocaba pensar con la mente fría y de
manera calmada, le sobraba el tiempo para ello, tenía que elaborar un plan, un
buen plan para acabar de una buena vez con su enemigo, con ese cruel verdugo de
la humanidad, la esencia misma de la propia muerte, Lorna.
Se sentó
en un sillón que encontró al lado de donde estaba la Tv y tomando otra vez la
botella se la llevo a los labios y procedió a beberse un buen trago de aquel
fuerte whisky, que le irrito a su paso la garganta, carraspeo un poco y
sacudió la cabeza despejándose, eso le hizo sentir vivo otra vez y
profundamente motivado, en esta oportunidad tenía la ventaja de la sorpresa de
su parte, pero convenía no arriesgarse innecesariamente, una vez supiera lo que
tenía que hacer esperaría hasta que llegara el momento adecuado y se lo jugaría
todo a una sola carta.
El
destino estaba en sus manos, esta vez no podía darse el lujo de fallar, costara
lo que costara.
Tenía una
misión. La más importante de su vida. Quizás el motivo mismo de su propia existencia.
Mil
muertes. Las llevaba todas contadas desde el primero de nuestros funestos
encuentros. Estaba decidido. Esta vez seria definitiva, confiaba en ello. Esta
sería la última de todas ellas, tus mil y una muertes.
Esta vez no podía fallar.
Pedro A. Martos G./*
* Borrador original del relato escrito en 1994, reescrito en 2016.
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Me despido como siempre amigos, esperándoles les pueda haber gustado este humilde relato y a la espera de sus comentarios.
Hasta una próxima ocasión.
Que la llama de la libertad elimine para siempre las tinieblas de la opresión y la tiranía.